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viernes, 31 de mayo de 2013

Periodismo, tierra de nadie

Tunear coches y bailar reggaeton, malo. Delinquir ebrio en Las Vegas, bueno
Día de estrenos y día de cinefobias. La semana pasada me alegraba de que El País no dedicase una entrada a Fast & Furious 6. No por la calidad de la película, sino porque creo que las páginas de cultura de un periódico se pueden dedicar a películas que las necesitan más que un blockbuster que tiene muchísima visibilidad e impacto mediático. Pero parece ser que me equivoqué al hacer esta valoración y lo que realmente pasa es que hay un prejuicio cultural por parte del periodismo de este país hacia esos ladrones de coches obsesionados por el tuning y el reggaeton. Ya lo vimos en el post de la semana pasada, donde Carlos Marañón y, sobre todo, Oskar Belategui, arremetían contra ella. Esta teoría se refuerza esta semana, donde otro blockbuster tan gigantesco como Fast & Furious 6 sí merece lugar en los diarios españoles. Se trata de The Hangover Part III, surgida del mismo modelo de negocio que la anterior, con hechos tan cuestionables como la anterior (tres amigos emborrachándose hasta la amnesia en Las Vegas), pero por alguna razón mucho más valorada. Bueno, mucho más valorada tampoco, porque Jordi Costa dice en El País: «Phillips ha hecho un trabajo correcto y eficaz, pero no tocado por la gracia» y también que un par de gags muy buenos «salvan una película innecesaria». Innecesaria salvo para el que decide de qué estrenos se habla cada semana en El País y qué espacio les corresponde, claro. También debe ser muy necesaria para El Mundo, porque es de la única película de estreno de la que hablan en ese reducto para la farándula y la polémica más banal en el que han convertido su sección de cultura. El texto de Luis Martínez no está mal, aunque tienes la sensación de que está continuamente tratando de justificar las malas opiniones que puedan surgir a propósito de la película. Cierra con una frase que se ajusta mucho a la línea editorial de El Mundo: «El buen gusto, en efecto, apesta».

La única película que se escapa al esquema de estrenos americanos y alguno español de vez en cuando que mueve nuestra taquilla es The Thieves, renombrada en España El gran golpe, película que arrasó en Corea, pero que aquí se estrena de manera discreta. También arrasó en Sitges, donde gustó a todo el mundo. Pero parece que esas cosas solo valen si la película es americana y se puede explotar en el sentido que les interesa a las multinacionales. Que una película destroce la taquilla en cualquier otra parte del mundo que no sea EEUU, no cuenta para nada, salvo fenómenos aislados como alguna comedia francesa. Corea, esa filmografía que conocemos de manera tan exhaustiva (según el periodista de El Cultural Juan Sardá), siempre estrena películas en España con nocturnidad. Y si no eres de Madrid o Barcelona casi será mejor que te olvides.

The Thieves es una película comercial y con poca chicha, pero bien realizada que podría haberse estrenado de manera más amplia si no existiera un prejuicio cultural hacia lo asiático. De hecho, las críticas en España no han sido malas, aunque hacen lo mismo de siempre con las películas que son de cinematografías raras: estar todo el rato comparándolas con su supuesto equivalente occidental. Esto tampoco es malo per se, el mismísimo Donald Richie lo hacía en su imprescindible libro sobre cine japonés. Pero si tienes quinientos caracteres, no los gastes en decir «se parece a...». Si la semana pasada ocurría esto con Hong Sang-soo, al que se le convertía en hijo directo de Rohmer o incluso de Woody Allen, a la película de Choi Dong-hoon le ha tocado ser descendiente de Ocean's Eleven. Javier Ocaña dice en El País que «no será difícil que la inmensa mayoría de las críticas hagan referencia a una comparación que no es cliché sino realidad». Me gusta el final, con esa afirmación tan rotunda para la que imagino que además de haber estudiado bien la película, se habrá informado convenientemente sobre las aspiraciones y motivaciones del director.

Esto último lo digo porque ayer en tuiter me llegaba redirigido por alguien el siguiente comentario:
Y efectivamente, si vamos a la entrevista de CineAsia, el director dice: «En realidad a mí me gustan más las películas de robos y crímenes que ya existían antes de Ocean’s Eleven, por ejemplo Rififi (Jules Dassin, 1955) o La Jungla de Asfalto (John Huston, 1950)». Lo cual, tampoco voy a ser quisquilloso, son las palabras de un director, que pueden estar muy lejos del resultado de la película. Yo no creo que se parezca a Ocean's Eleven, pero tampoco a The Asphalt Jungle. Simplemente, si los críticos españoles tuvieran una formación tan importante en cine asiático como la que tienen en cine americano (bueno, eso es irreal, pero algo más equilibrada), estas comparaciones no se harían tan a la ligera. Ahora con internet no creo que haya excusas. Si os descargáis series para verlas al minuto siguiente de ser emitidas, también podéis bajaros un par de películas asiáticas. Y que no me hablen de que las películas asiáticas no tienen el mismo interés mediático, ni que a la gente le interesan menos. Este tuit de CineAsia es muy revelador:
Por ejemplo, si nos guiáramos por este supuesto interés general que parece decidir de qué se habla y de qué no, ¿qué razones hay para hablar tan poco de The Thieves (exito sideral en Corea) y tanto de 360, la película de Fernando Meirelles que en su estreno americano no acumuló ni cien mil dólares? Pues que la segunda es norteamericana y tiene a actores famosos. La primera se estrena con cuatro copias, la segunda con cincuenta y nueve. Por lo tanto, no hay ningún tipo de lógica empresarial o comercial, simplemente censura ideológica e incluso racial. A España no le gusta lo coreano (pese a que somos conocedores exhaustivos de su filmografía), sino lo americano, parecen decirnos. Ya piensan ellos por nosotros.

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Con todo, la que parece ser la película más interesante de la semana es Terra de ninguém (Tierra de nadie en España), la película portuguesa de Salomé Lamas que con valentía ha estrenado Abordar Distribución. ¿Una película portuguesa? ¿Estrenándose comercialmente en España? Tiene trampa, no se crean, porque es un documental sobre un soldado mercenario que en uno de sus muchos trabajos estuvo a sueldo de los GAL, aquel invento de alguien del PSOE (todavía no está muy claro quien) para acabar con ETA de manera fácil y rápida. Vamos, que quizás sin esa temática no se hubieran atrevido a estrenarla, porque recibirían un silencio y desprecio absoluto por parte de los medios.

Ana Pastor, tras esto, se hubiese quitado el velo.
Curiosamente, El Mundo, que cada poco tiempo agita el cadáver de los GAL para seguir colgándose medallas, no habla de la película (aunque todavía no han actualizado El Cultural de la semana, quizás allí sea el tema principal). Yo creo que Pedro Jota no se ha enterado. O a lo mejor está molesto porque no le hayan contratado como guionista. O como protagonista, vaya usted a saber. En El País sí que le dedican espacio, hasta dos textos. Por un lado, Juanjo Abad realiza un artículo periodístico muy responsable y acertado, recogiendo declaraciones del protagonista y de la cineasta, y hablando de la forma en la que se construye la película; y por otro, Javier Ocaña realiza una de sus habituales críticas mamporreras donde no hace más que atacar la película. Yo no la he visto, pero ojo a lo que dice Ocaña: «Sin embargo, los documentales suponen un largo camino que exige una búsqueda constante, y ahí la también portuguesa Lamas fracasa. La forma de ensamblar sus manifestaciones, quizá auspiciada por una equivocada concepción de la austeridad, no es más que un escondrijo para enmascarar su pereza, no ya como cineasta, sino como periodista, escondiendo en un enigma lo que solo exigía investigación». Tras leer esto, yo tengo la sensación de que lo que quería el crítico era algo así como una de esas entrevistas de Ana Pastor donde se dedica a atosigar al entrevistado, interrumpiéndole y negándole la palabra, realizando juicios de valor. Vean si no el sensacionalismo que mueve a Ocaña: «aunque haya que quedarse con momentos desaprovechados, como el que, tras una pregunta inquietante y un gesto fuera del objetivo de un miembro del equipo, Figueiredo, condenado en Francia por atentado del bar Batzoki, le espeta: “A mí no me mires con esa cara que te retuerzo el pescuezo”». ¿Qué quería el crítico de El País? ¿Que el protagonista se liase a puñetazos con el equipo técnico.

Hay gente que me llama loco o demasiado exigente con las críticas que hago. No debo ser el único, porque en los comentarios de la crítica de Ocaña, un lector piensa lo mismo que yo. Y nos recomienda otro comentario acerca del film mucho más responsable. Les recomiendo que lean este último y decidan a partir de él si merece la pena ver la película.

Si no quieren leer tanto, un comentario algo más corto, pero también muy descriptivo de lo que van a ver, escrita por Manuel J. Lombardo en su blog.

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Jonas Trueba actualiza su interesante blog de El Mundo (para ser en este periódico podría decirse incluso que es heroico) con una entrada titulada Política y cinefilia, donde parte de la entrevista que le hicieron a Alfonso Guerra en la revista Sofilm. Es muy interesante el análisis que hace, donde iguala la deriva política a la deriva cinéfila. Así, Guerra en su juventud conocía a todos los grandes autores europeos y las películas más vanguardistas (bueno, quizás las más vanguardistas no, pero sí películas alejadas por completo de los circuitos comerciales), sin embargo, sobre el cine actual habla de películas norteamericanas (aunque sea para mal). Es algo muy común en la cinefilia de este país. Todo el mundo sabe quienes son Bergman, Fellini, Antonioni o Tarkovsky (bueno, de oídas), pero pocos saben si existen equivalentes similares hoy en día. El empobrecimiento de la taquilla y la irresponsabilidad de los críticos creo que es la clave. En el fondo, Guerra, cuando se declara viscontiniano ya lo explica todo. El director que comenzó filmando a los pescadores sicilianos y terminó haciendo wagnerianas producciones sobre la decadencia de la aristocracia. Como el PSOE.

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En la anterior entrada decía que Oskar Belategui era un tuitero habitualmente mesurado y analítico, pero parece que fue una apreciación bastante superficial y equivocada por mi parte. El responsable del twitter oficial de la revista Cinema ad hoc tuvo la amabilidad de sacarme de mi error, citándome algunos tuits que reproduzco a continuación.
 Esto daría para un cinefobias para él solo. Pero para analizar el primer tuit, váyanse al suelto dedicado a Terra de ninguém de Salomé Lamas. Se resumiría así «Comprad el puto periódico para leer la crítica de Javier Ocaña si no quereis que solo existan blogueros que trabajan en pijama desde casa de sus padres y escriben críticas como las de Cine Maldito». ¿Es eso? Para comprar el puto periódico, primero ese periódico tiene que ofrecer información interesante, y no solo telepromociones y ataques a la excepción cultural. Puede que Belategui se refiera solo a algunos periódicos, pero entonces debería especificar. Yo creo que muchos periodistas de los periódicos piensan que por su cara bonita ya merecen todas las alabanzas del mundo. Y eso de que la culpa es del comprador, no es muy buena campaña para vender tu producto. El último que hizo eso fue Julio Fernández, presidente de Filmax, productora que está como está. Seguramente la piratería tendrá culpa, pero acusar a los espectadores potenciales de piratear no es una buena manera de sobrevivir.

El lector y comentarista habitual de este blog, Roberto Morato, también me pone sobre aviso del patinazo de Belategui, que puso a parir Fast & Furious 6 y a sus espectadores, a los que llamó chonis y canis, pero hacia Combustión de Calparsoro tuvo otro tipo de comportamiento:
Aquí mis críticos tienen la oportunidad para despellejarme. Yo habitualmente critico que se defienda el cine americano frente a los demás, y aquí Belategui hace al revés. Bueno, puede ser, aunque ya hemos visto que Fast & Furious es un caso especial, no sé por qué. Quizás es el prejuicio cultural del que hablaba, quizás es que la distribuidora no cuida tan bien a los medios como otras. Mientras que en el cine español, todos los críticos tienen sus amigos. No me parece mal que defienda Combustión, pero hombre, que luego no se cague en Fast & Furious. Eso sí, si Combustión fuese coreana, los críticos se pelearían por ser los primeros en decir que es la Fast & Furious coreana (y ponerla a parir). Pero es española, y la cosa cambia.

Siguiendo con el tema Belategui, mención aparte merece esta serie de tuits donde el periodista vasco llama descarga ilegal... ¡a una descarga que es legal! Es decir, identifica el medio (el protocolo torrent) como algo ilegal, cuando realmente es una herramienta totalmente ilegal en la que a veces (la mayoría de las veces, no nos vamos a engañar) se ofrece contenido ilegal. Pero aquí está el problema de muchos críticos, que criminalizan abiertamente supuestos que no son tan evidentes. Bueno, en este caso es evidente que es legal. Incluso, muchas veces, algún periodista acusa a los productores y responsables de cine de adaptarse poco a los nuevos medios. En el caso de El cosmonauta parece que se han pasado de vueltas utilizando el malvado torrent, que se han adaptado demasiado. Quizás no sea tan grave lo de Belategui (aunque unido a todo lo anterior debería preocuparse), pero creo que habría que tener más cuidado con la expresión «ilegal».

Yo no tenía pensado ver El cosmonauta, pero mira, ahora que veo que cuentan los torrents como si fuesen espectadores, me la voy a bajar por torrent. Y espero verla, aunque luego muchas veces pasa lo de siempre, que descargamos mil películas y después solo vemos una décima parte. Esto no es culpa de los vicios de las descargas, también me pasa con las películas en DVD (¿alguien se vio entero el pack integral de Alexander Kluge?) y para mi vergüenza les diré que en una ocasión compré una película en Filmin... ¡¡y al final no la vi!! Pero bueno, confío en ver El cosmonauta (otra cosa es que me guste o no), pero bravo por la iniciativa y por no criminalizar el torrent. En The Pirate Bay se puede encontrar.

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Llegó el día en que un crítico se acercó a mi blog para acusarme de matón y de malvado. Pueden leer sus comentarios en esta entrada. No es una de las grandes estrellas, pero sus argumentos son valorados de la misma manera, claro. Aquí no hay criterios de autoridad, y tanto vale el último bloguero como el periodista mejor pagado. Bueno, no nos pasemos, vale más el último bloguero, que el periodista (de cine) mejor pagado debe ser Boyero y nadie merece ser comparado con él. Yo a veces puedo soltar un pequeño insulto pero jamás denigraría a nadie comparándolo con el crítico estrella.

Eso sí, Emilio Doménech me acusa de cosas que yo no he dicho y mezcla unas cosas con otras para atacarme. Conviene leerse bien las entradas antes de decir en twitter que quiere bajarse los humos. También dice en su twitter que en algunas cosas tengo razón (aunque no especifica cuáles), pero que me desacredita mi lenguaje. Bueno, insisto en que este es un blog de humor con comentarios agresivos, no creo que sea peor que lo que se dice en un Caiga quien caiga o en El intermedio, aunque esos programas parece que están bien porque atacan a la derecha, pero yo como critico al corporativista gremio del periodismo, soy un diablo.

De todas formas, hay buenos amigos que también me dicen que a veces me paso de frenada y que no les gustan algunas cosas que digo, por ser muy agresivas. Así que para que nadie se parapete en mis supuestas malas formas para obviar los comentarios que hago, voy a intentar reducir el nivel de agresividad, aunque con margen para la retranca, claro.

viernes, 24 de mayo de 2013

El (supuesto) plagio como mcguffin

En el texto de A Cuarta Parede que enlazaba ayer, quizás algunos se detuvieron en un comentario en el que un usuario anónimo bajo el nombre de Cinexilio (el mejor foro de cine de internet) me acusaba de cosas muy feas, todas ellas falsas. He decidido hacerle una captura por si desaparece. En este texto no van a encontrar ninguna referencia al supuesto anonimato del lector. A mi el anonimato me parece una buena fórmula de atacar el poder establecido. Yo no creo que merezca la pena tanto, pero bueno hay gente que tampoco cree que Boyero merezca la pena tanta entrada que le dedico, así que no lo voy a discutir. Le animo a que siga usando el anonimato, pero una cosa sí, que sea coherente y que no se despida con un «caretas fuera», porque me recuerda al «a su disposición» de Rajoy cuando dio la rueda de prensa sin preguntas a través de la tele de plasma.

La primera cosa falsa que dice es que soy amigo de Raúl Pedraz y de haber ocultado su supuesto plagio de un artículo de Deborah García a propósito de Tomboy. Yo a Pedraz solo lo he visto una vez en mi vida y apenas durante un par de minutos. A Déborah tampoco la conozco de nada, aunque hace unas semanas cruzamos unos mails por motivo de una futura colaboración. El artículo de Pedraz apareció en El Cultural de El Mundo y el de Déborah, anterior, en la revista Todo Lo Contrario. Los artículos se parecen bastante, aunque no sé si lo suficiente, ya que la imagen inicial parece lo suficientemente característica para que varias críticas comiencen a partir de ella. ¿Puede ser un plagio? Sí, claro. Además El Mundo tiene mucha experiencia en este tipo de operaciones y en este blog ya he dejado muy clara mi opinión sobre este periódico. Aunque es cierto que la táctica de El Mundo suele ser más bien firmar los artículos como Redacción El Mundo, porque en esos nadie tiene la culpa del plagio.

La situación en Twitter fue bastante esperpéntica. Parece ser que en principio Déborah comentó el parecido con Raúl Pedraz por privado, suponiendo que las coincidencias habían sido casuales. Pero cuando algo empieza a hacer ruido en esta red social, en seguida se empieza a acercar gente a ver qué pasa. Primero fue Pedraz el que reconoció las similitudes abiertamente y un par de cuentas (imagino que amigos de Déborah o curiosos por el asunto, ni idea) decidieron comentar la situación. Desde mi punto de vista de manera muy educada. Mediada la conversación aparece José Manuel López Fernández un poco mosca al ver que están cercando a su amigo. Es difícil de decir, porque en estas listas de Twitter no aparecen todos los comentarios, sino sólo una línea principal. Personalmente yo creo que la intervención de José Manuel sobraba porque no se estaba diciendo nada malo, simplemente discutiendo una situación complicada. Y se prestaba a ser discutido, porque es de tontos negar que los textos algo algo sí se parecen. Pedraz no será una muy buena persona y muy noble (algo que no sé, porque sólo lo conozco de vista) solo porque sus amigos lo repitan hasta el infinito. Las adhesiones inquebrantables no hacen nada por la defensa del honor de Pedraz como tampoco lo hacen cada vez que Rajoy sale jurando por su honor que jamás hizo nada malo (aunque hay periodistas -o algo así- que insisten en que el gran coraje del presidente solo puede significar que dice la verdad). Lo único que podría evitar esta discusión sería alguna prueba directa y contrastable que negase el plagio, y desgraciadamente esta no existía.

La realidad es que daba igual que Pedraz hubiera plagiado el artículo o no. En el momento que existía la duda razonable, ya nada se podia hacer para evitar que apareciese el debate. Pero claro, ya sabemos como es twitter, el peor invento para discutir, donde todo se limita a 140 caracteres y a veces lo que escribimos difiere parcialmente de lo que queremos decir, y cuando lo lee otro, ya es totalmente diferente. Así la conversación se fue volviendo más agria, especialmente por el ruido de alrededor. No sé en qué momento exacto sucedió, pero llegó el punto en el que varios amigos de Déborah decidieron aplicar la ley del antiguo Oeste e ir con la cuerda a colgar a Pedraz del primer árbol que encontraran. El resultado se puede ver aquí y es muy gráfico.

No sé qué les parece a ustedes. A mi una discusión de internet me parece que llega a su punto terminal cuando los participantes se empiezan a lanzar definiciones de la RAE a la cabeza. También aparecen otros amigos VIP de Pedraz como Reviriego para defender el honor de su amigo. Flaco favor, porque lo único que traen es su palabra y salvo que consideremos el hecho de que ser más conocido te da más autoridad, nada aporta al debate. Les remito a lo dicho un par de párrafos atrás.

Se supone que yo no ataco a Raúl Pedraz porque es mi amigo y no puedo molestar a la mano que me da de comer (según el comentario de nuestro ilustre anónimo). Bueno, yo he tenido varias discusiones con Raúl Pedraz en Twitter (ya digo que en la vida real lo conozco de vista). Una bastante larga y fatigosa donde incluso me río un poco de él y termina mandándome a freír espárragos. Otra aquí, donde él y yo terminamos en un punto algo más común. Luego, y esto es simple opinión, creo que Raúl siempre ha tenido algo en contra de Lumière, la revista de la que soy miembro, y de vez en cuando deja pequeñas perlas sobre el tema. Por ejemplo.

Y tengo la sensación de que no le hizo mucha gracia que desde la revista Lumière nos convirtiéramos en abanderados defensores del cine de Nathaniel Dorsky, como si nos quisiéramos apuntar un tanto. Poco después de que terminara el ciclo dedicado al cineasta americano en España, tuvo la consideración de dedicar varios tuits sobre el tema, nunca citando a la revista Lumière, pero sí a todos los valientes que, antes que nosotros, habían defendido el cine de Nathaniel (a los que yo estoy eternamente agradecido).

También quiso dejar claro que a él Dorsky no le parecía para tanto e incluso sembró dudas respecto a su discurso, dejándolo caer:
 Y aquí deja caer de manera más clara que, quizás, esto de Dorsky no sea más que un invento de algunos de nosotros:
Puede que sea cosa mía, que sea demasiado paranoico. Ya digo muchas veces que Twitter es traidor. La escritura misma lo es, y a veces el tono que intuimos en un mensaje no es el que su autor quería darle. Pero creo que nunca ha sido tan exigente con otras revistas web similares a Lumière, que nunca ha dicho "Transit y alrededores" o "Detour y alrededores" o "Blocs&Docs y alrededores". Debe ser que en Lumière estamos haciendo algo mal. O eso o soy muy egocéntrico, porque tampoco nombra al CGAI y al s8, la filmoteca y el festival de A Coruña gracias a los cuales se ha podido ver la obra casi íntegra de Dorsky. ¿Que Dorsky no merece esa atención? Bueno, en mi opinión todo cineasta experimental con 40 años de carrera merece más atención de la que realmente tiene en España. Así que ojalá que haya ruido alrededor de su persona durante mucho tiempo, y si alguien no siente devoción por su cine, está claro que yo no puedo hacer nada.

Por lo tanto, ¿soy yo amigo y defensor de Raúl Pedraz? No. Puedo decir que en bastantes temas estoy de acuerdo con él (ambos creemos que hay que ser incisivos contra el periodismo cinematográfico que practican los medios de comunicación) y hay que reconocerle el mérito de haber echado de twitter a un burro como Borja Hermoso, no a base de insulto, sino de evidencias tan incontestable, que el periodista cultural de El País se tuvo que ir por dignidad. ¿Considero que plagió descaradamente ese texto para ganar dinero sin esforzarse? Bueno, dadas las similitudes hay razones para creerlo. Yo sin tener toda esta información diría que Pedraz leyó el texto y luego inconscientemente recuperó cosas para el suyo. Es algo que quizás me ocurra a mi también. Pedraz dice que no leyó el texto de Déborah antes del suyo, pero ocurre lo de antes: es su palabra contra ninguna prueba y seguramente, si fuese Boyero estaríamos todos, amigos de Pedraz incluidos, criticando la situación. Su principal defensa es que todos los que le conocen dicen que es una gran persona y que jamás haría eso. Pero esto, para la gente que no sabe quién es Pedraz no tiene ningún valor.

En el caso de que se confirmase que fue un plagio, ¿consideraría que Raúl Pedraz es una persona del pelaje de Carlos Boyero? Hombre, pues no, ni muchísimo menos. Para llegar a Boyero habría que hacer muchas más cosas y durante muchísimo tiempo. Además, los principales temas de este blog son que los principales medios de comunicación de este país tienen un interés económico en su política cultural y manipulan descaradamente al lector para que pase por caja en lo que a ellos les interesa.

Por lo tanto, casi nunca critico aquí a personas que no pertenecen profesionalmente a uno de estos medios. Pedraz escribe en El Mundo, pero diría que de manera aislada, no lo sé. A mi hay muchos críticos que no me gustan, pero me parece distinto hacerlo en un blog o en artículos muy de cuando en cuando, que el bombardeo diario de manipulación que ofrecen los periodicos y las revistas de este país.

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Siguiendo con el mensaje que me dedica amablemente el usuario anónimo, tampoco es cierto lo de Jordi Costa. Mi actitud antes y después del encuentro de twitter ha sido la misma. De hecho, después seguí criticando algún texto del crítico (hoy también le toca). He dicho repetidas veces lo mismo: a mi no me gusta nada su estilo, pero es preferible a Boyero y a la mayoría de críticos de los periódicos. Lo que no le hace bueno, claro.

Lo que sí que no llego a entender es lo de «Y venga a hablar de Boyero otra vez en lugar de hablar de películas». Creo que he sido bastante sincero desde el primer momento con las motivaciones de este blog. Están explicadas en la primera entrada. Es un blog de humor contra determinada crítica cinematográfica que a mi no me gusta. No hay ninguna intención de establecer una verdad absoluta. No se pretende convencer a nadie. Simplemente quiero ofrecer mi opinión, gritar un poco en el desierto. No es un blog de cine, aunque a veces se me cuela algún comentario de películas, por considerarlo interesante. Y ya que me lee bastante gente, quizás les anime. Pero no es el principal objetivo del blog. Para eso ya escribo en otras partes donde hago ese papel. En muchas ocasiones en foros de internet sin mayor beneficio que el de compartir y encontrar usuarios con los que discutir. En cinexilio, en allzine y en muchos más sitios.

Por supuesto, la divergencia es bienvenida. La discusión también. Lo ideal sería que nuestro ilustre anónimo hiciese un blog o desarrollase en los comentarios unos argumentos más elaborados en los comentarios del mío (porque todo lo que dice son falsedades que no se pueden sustentar con nada, no como aquí, donde hay enlaces para todo el que lo quiera comprobar). Seguro que los tiene, porque tanto resentimiento tiene que tener una base en algo. Y yo seguramente me he equivocado y estaré encantado de admitirlo, de darse esa situación.

Para mi, el mundo ideal de internet sería que existiesen un montón de páginas con ideas divergentes, cada una con su política, con su línea editorial y que ofreciesen argumentos sólidos a partir de esa politica. Y que el lector fuera saltando de una a otra para crearse su propia idea. También con los blogs. Que exista este blog y otro que piense todo lo contrario. Me parece perfecto. No creo en los blogs y revistas de cine que aunan ideas completamente distintas, porque eso crea confusión en el lector y todos los textos terminan siendo caprichosos y contradiciéndose con otros.

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Tengo la sensación de que el que escribió eso lo hizo para echarse unas buenas risas y ver qué reacciones había. Bueno, como a mi me gusta discutir, me parece bien que se me ponga en duda. Eso me permite desarrollar más mis ideas, así que espero que siga así. Gracias, fuese quien fuese.

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Hoy es viernes, día de estrenos, así que toca hacer repasillo. Ya sé que hay lectores a los que esto les cansa y no les interesa, pero a otros les divierte, así que mientras tenga tiempo seguiré soltando alguna zurra verbal a los profesionales de la crítica.

Empezamos por El País, donde el viernes es también el día que Diego Galán nos regala su columna semanal vacía de contenido, siempre llena de palabras grandilocuentes sin ningún valor. Hoy habla de La jaula de oro, la película de Diego Quemada Díez que Belinchón ninguneó. Belinchón y todos los medios de comunicación que al mismo tiempo se rasgaban las vestiduras por la poca presencia española en Cannes. La única información que hay en El País sobre esta película es un artículo de la corresponsal en Mexico. Ustedes pueden pensar que es lógico, porque a pesar de que él nació en Burgos, la película es mexicana. Pero ahora imaginen que Javier Bardem actuase en una película norteamericana y estuviese en alguna sección de Cannes. ¿Tendría la misma cobertura?

Sea como fuere, lo gracioso del texto de Galán es la parte donde compara la situación de Quemada Díez con la de Méndez Esparza en la edición del año pasado: «el año pasado Aquí y allá, del español Antonio Méndez Esparza ganó el premio de la Semana de la Crítica, recorriendo desde entonces festivales de medio mundo en los que ha obtenido nuevos galardones, mientras que, paradójicamente, su estreno en España paso sin pena ni gloria». Pasó sin pena ni gloria por la responsabilidad de aquellos a los que deberían haberla defendido o, al menos, haber mostrado sus puntos de interés. A Galán y a sus compañeros de redacción. En lugar de eso, Javier Ocaña escribió una crítica poniendo en duda la honestidad del film, dando a entender que era una de esas películas de autor raras y lentas que no gustan a nadie.

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Hong tomando un café, sí. Pero fíjense que todas las botellas del fondo están vacías.
Estrena por primera vez en España uno de los mejores cineastas del mundo, Hong Sang-soo. Lo hace con muchísimo retraso, ya que el director coreano ha estrenado ya otra película hace varios meses y encima prepara una nueva. In Another Country se estrena en España porque tiene a Isabelle Huppert y estuvo en la sección oficial de Cannes. En mi opinión, quizás sea la peor película de Hong, o debería decir que la menos buena. Es, como siempre, una comedia sobre las repeticiones, colorista y llena de equívocos, con un ambiente playero muy afín al director. El problema quizás sea que en esta ocasión la estructura a Hong le ha quedado demasiado clara, no tiene la vitalidad y la imprevisibilidad de las anteriores, películas donde nunca sabías muy bien lo que estaba sucediendo, donde Hong jugaba con la cronología y con la doble moral de los personajes. En esta última, todo está más claro y a veces parece una colección de postales a mayor gloria de Huppert. Mantiene un montón de diálogos geniales y de situaciones divertidas, pero no me parece lo mismo. Es mucho mejor Nobody's Daughter Haewon, que seguramente no se estrenará nunca.

En El País, Hong tiene la suerte de que la crítica la escribe Jordi Costa y no Javier Ocaña. Además, el crítico no se monta ninguna película de las suyas y se limita a hacer una breve introducción del cineasta. No hay espacio para más, y es una pena ya que apenas habla de las diferencias de esta película respecto a las anteriores. Y es algo de interés, ya que tanto en In Another Country como en Nobody's Daughter hay un interés bastante marcado hacia lo religioso que no existía (o no estaba tan claro) en anteriores trabajos de Hong. Eso sería más interesante y tendría más fundamento que toda esa parte final dedicada a comparar el film con las comedias de sketches del cine italiano de los 60 y 70.

Una pequeña aclaración: durante todo el artículo, Costa se refiere al director como Sangsoo. Es un error muy frecuente hacerlo. Sangsoo es el nombre de pila del cineasta, y Hong sería el apellido, así que la forma correcta de dirigirse a él sería esta segunda. En Wong Kar-wai, el apellido es Wong. También ocurre con los nombres japoneses. Si os fijáis, en las películas japonesas que tienen los créditos en romaji siempre pone Kitano Takeshi, lo que pasa es que en Occidente hemos invertido el orden en el caso japonés, pero no en el chino o el coreano. No sé bien por qué. En la IMDb sí que aparecen nombres y apellidos puestos en la forma occidental. Así que lo que está haciendo costa es como si llamara Alejandro a Amenábar durante toda una crítica de una de sus películas, aunque en el caso oriental es algo diferente, ya que allí el apellido se utiliza también en contextos coloquiales. Si ven una película o un anime de institutos, se fijarán que los alumnos siempre se refieren a otros por el apellido, algo que en España no suele suceder. En todo caso, es un error que comete mucha gente, pero en fin, llevamos ya muchos años conviviendo con el cine asiático para que todavía se cometa... y más en el periódico más leído de España.

No hay crítica de Fast & Furious 6 lo que me parece bien. A mi es una saga que me gusta (para que vean que yo no tengo nada contra los blockbusters). Es estúpida, loca y con un montón de errores de guión, pero su pirotécnica es contundente y su manera de manejar la mitología del relato funciona mucho mejor que en otros blockbusters mucho más celebrados (casi todas las películas Marvel, Avatar o toda la filmografía de Zack Snyder). Pero en fin, dado el espacio reducido que tiene El País, me parece justo que este se dedique a películas más pequeñas que no tienen el mismo impacto mediático. Además, no hablarían de ella tan bien como podrá hacerlo muchos de los blogs que hay diseminados por internet. Puestos a desear, estaría bien que no le dedicasen tanto espacio a Robot & Frank o a La venganza del hombre muerto, otras dos películas de clara vocación comercial. Quiero decir, que estas dos películas nadie las va a ir a ver en función a lo que diga El País. Sin embargo, pequeños estrenos como In Another Country o Chaika (de la que Ocaña dice, en su estilo habitual, que «es un trabajo febril y, para bien y para mal, festivalero») sí que son importantes las recomendaciones culturales de los diarios.

En El Mundo, la película de la semana es The Trip de Michael Winterbottom e In Another Country no aparece por ninguna parte. Y eso que a Luis Martínez le había gustado mucho en su paso por Cannes. Pero ya saben cómo funciona esto, a los periodistas les gustan muchas cosas en los festivales, pero a la hora de luchar, solo se indignan si no se estrena la de los Coen. En el ABC, el estreno destacado sí que es Fast & Furious 6, aunque luego José Manuel Cuellar no la pone muy bien. La disculpa con el socorrido «van a ver lo que van a ver», aunque por eso mismo su crítica es bastante inútil. Deja la perlita, eso sí: «Si quieren ver a coreanos pensando, discurriendo sobre la multitud de la vida y la soledad de la muerte, vayan a otra sala». Metiendo ya en la cabeza que eso de Hong Sang-soo es algo muy trascendente y cansino, cuando las películas de Hong están llenas de frivolidad (bien entendida) y la principal motivación de sus protagonistas es el sexo y la bebida. Que luego el director se las ingenie para que además tenga un componente trascendental es otro tema. De hecho, el otro crítico de ABC, Federico Marín Bellón, lo entiende muy bien y escribe un ligero comentario que a mi me parece bien. Afronta la película sin prejuicios por su procedencia y defiende la película desde un punto de vista que cualquiera puede defenderla: «el espectador que no se sienta extranjero en esta película sabrá disfrutar de sus momentos de gran cine como un turista con zapatos cómodos». Le sobra que en la introducción diga que es un experimento.

En Fotogramas, tanto la crítica de Fausto Fernández a Fast & Furious 6 como la de Manu Yáñez (muy en la línea de la de Jordi Costa, para lo bueno y para lo malo -salvo lo de confundir el nombre con el apellido-) a In Another Country están bastante bien, aunque la primera es más bien para blog personal. Ya di mi opinión antes, las revistas no deberían hacerle el juego a las majors, sino tratar de equilibrar un poco la situación. Fotogramas hace lo contrario, al rico más y al pobre menos. Casi la mitad de espacio para Hong. Pero en fin Fotogramas siempre ha sido así y su principal objetivo es dar publicidad a todo lo que viene de Hollywood. No creo que nunca buscase coartades culturales.

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Cerrando el tema Toni García Ramón, el periodista no estuvo ayer tan elocuente y dicharachero por Twitter como el día anterior. Ya no estaba orgulloso de tener un troll ni reía las gracias con sus admiradores:

 Yo creo que esta tendría que haber sido la actitud desde un principio. Si alguien te critica pues lo discutes de manera razonada o lo ignoras. Él quiso jugar al gracioso, pero se cansó pronto. Al cabo de unas horas ya volvió a su actitud destroyer habitual, contra todo lo que se pusiera delante.

viernes, 10 de mayo de 2013

La virgen del truño

Viene con pie de foto y todo.
Hace unos días hacía referencia a un tuit de Oskar Belategui en el que citaba un artículo de Fotogramas donde un distribuidor español decía que las críticas de Boyero determinaban si una película se compraba o no. El texto ha aparecido recientemente en la web de la revista y hemos podido descubrir que el perpetrador de ese injustificado ataque fue Miguel Ángel Pérez, de Surtsey Films. En Fotogramas cuenta su experiencia con Once Upon a Time in Anatolia de Nuri Bilge Ceylan, un director que había estrenado regularmente en España tras el boom internacional de Uzak, aquella película de planos largos que compararon en su momento con Tarkovsky, pero que tiraba más hacia el costumbrismo y al exotismo. Así es Ceylan, para lo bueno y para lo malo. Yo esta última no la he visto, pero venía con un premio en Cannes y aún así ha tardado casi dos años en estrenarse en España. Y, según cuenta en el artículo, no fue por los altos precios de distribución, ni porque estuviesen esperando a condiciones de mercado favorables y todas esas mentiras que cuentan para estrenar con años de retraso a Van Sant (cuando no tenía a estrellitas en el reparto), Resnais, Rivette, Garrel... y eso hablando de lo que estrenan, claro. Resulta que la razón principal de este retraso es... ¡que nadie la había comprado! Como la crítica de Boyero había sido tan nefasta, nadie se había atrevido. Cabe preguntarse si porque consideran que el crítico estrella nunca se equivoca o porque piensan que su influencia es tal que determinará los comportamientos del público. No lo sé, habrá un poco de las dos cosas.

Aunque el artículo se refiere a cosas que yo he tratado en este blog, yo veo la argumentación de Pérez poco incisiva. No quiero decir cobarde, porque seguro que sus palos le habrán caído, pero está claro que podría ir un poco más lejos. Si no lo hace es por lo de siempre: te metes con Boyero y luego este no tarda en ponerse chulo y decir que está siendo perseguido por censores culturales, por izquierdistas y modernos, esa chusma. Supongo que por eso, Pérez escribe: «En el contexto de un festival como Cannes, una mala crítica de Boyero puede condenar una película para siempre o subir su precio como la espuma si esta es cojonuda (en el lenguaje llano de Boyero). Evidentemente, esto no es culpa del crítico, sino de los distribuidores que a veces somos algo cobardes». Hombre, ese evidentemente sobraba, en mi opinión, porque algo de culpa sí tendrá. Si el crítico con más influencia mediática del país se dedica por sistema a machacar al mismo tipo de películas, pues yo entiendo que a algunos distribuidores les entre el miedo. Que sí, serán cobardes también, pero a Boyero no le quitemos sus méritos. Miren la basura que soltaba por su boca a propósito de la película de Ceylan. Fíjense en la profesionalidad de ese «Un truño importante... y tal...» o «No me acuerdo de nada salvo de los bostezos que pegaba». Y ya no es que su opinión sea contraria a la mía (que puede que no, a mi la anterior de Ceylan no me gustó nada), sino ese lenguaje agresivo y grosero que utiliza siempre. Esa ostentación de la ignorancia tan propia de España y el franquismo.

También certifica Pérez algo que yo he apuntado, que cuando se estrena una película comercial de Hollywood oscarizable, todo son buenas palabras en El País. Pero cuando una película de cine de autor raro (por utilizar terminología boyeriana) tiene una buena crítica, siempre aparece Boyero o Hermoso (o algún otro) para darle la puntilla o para sembrar la duda en el espectador. Miren lo que escribe: «Ya sólo quedaba estrenarla y rezar para que Boyero no hablara de la peli: sabía que al resto de críticos los tendría incondicionalmente a nuestro lado. Finalmente, fue Jordi Costa el que hizo la crítica (buenísima, por cierto) para El País, aunque en la edición digital del periódico me encontré en destacado la opinión de Boyero: Érase una vez en Anatolia es un truño importante». Hombre, ese «al resto de los críticos los tendría incondicionalmente a nuestro lado» no lo dirá por la redacción de El País, donde lacayos de Boyero como Toni García Ramón o Borja Hermoso muchas veces se dedican también al trabajo sucio. Pero tuvo suerte y le tocó Jordi Costa, que sí, a veces no le dan blockbusters y como es un crítico respetuoso, hizo una buena crítica. Les recomiendo que miren este último link, para que se fijen en el comentario del lector, que no puede entender cómo en El País surgen dos opiniones tan dispares de una misma película en un mismo medio. Yo soy de la opinión de que los medios deben tener líneas de actuación, defender determinadas ideas y no ir a salto de mata según lo que piense cada redactor. Bueno, en El País no puedes decir cualquier cosa. Me gustaría ver si alguien puede decir que Apichatpong es el mejor director que hay y el que no piense así es un farsante, como ha hecho Boyero en el sentido inverso. Nunca lo verán, claro. Ni en El País ni en ningún medio.

En el fondo, pese a cierta rebeldía en las palabras de Miguel Ángel Pérez, nada de lo que dice pasa de anécdota y deja este tema como una simple curiosidad. Miren, por ejemplo, lo que dice al final: «Con los críticos hay que estar a las duras y las maduras. Cuando estrené 'Mil años de oración' (Wayne Wang, 2007) o 'Ciudad de Vida y Muerte' (Lu Chuan, 2009), estaba encantado con las críticas que nos hizo». Boyero te deja bien claro que si estrenas cine narrativamente convencional, te llevarás buenas críticas y estrenarás con viento a favor. Eso de «a las duras y a las maduras» no es algo al azar. Todos los productores saben perfectamente qué películas representan una cosa y cuáles representan la otra.

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Solo le falta el Goya...
Esta semana se anunció que Michael Haneke recibiría el premio Príncipe de Asturias de las Artes. El director que se hizo famoso por hacer cine contra la académico ha acabado convertido en momia de museo, paseándose por las alfombras rojas de Cannes, Hollywood y ahora Asturias, acompañando a toda la realeza y podredumbre social de este país. Haneke siempre ha sido un director algo punk, pues tanto hace declaraciones solemnes sobre el destino de Europa como se deja llevar por su vena sensacionalista. Un poco como estos premios, que dicen defender la cultura, la concordia y todo tipo de valores humanos, pero al final no son más que puros ejercicios de propaganda, que difícilmente sobrepasan nuestras fronteras. Puro consumo interno.

Además, se dice que el premio Príncipe de Asturias te lo dan si estás dispuesto a aparecer por la gala. Ya saben que en España la única ideología existente es la de la foto. Salir en la foto es lo importante. José Luis Garci, que forma parte del comité de selección (o formó en algún momento) comentó que en una ocasión estuvieron a punto de dárselo a Clint Eastwood, pero que al final fallaron a favor de otro, porque el director americano no aseguraba su presencia en la gala. ¡Maldito Clint Eastwood! ¡Antiespañol!

Así funcionan estos premios. En la España de los recortes. La España donde sólo se puede recortar en los salarios porque no hay otro sitio para recortar. No se puede recortar en la organización de Juegos Olímpicos. No se puede obligar a los clubes de fútbol a pagar sus deudas con Hacienda. Ni tampoco se pueden eliminar unos premios que no valen para nada. Como España es muy castiza, hay hasta premio Príncipe de Asturias del Deporte, donde siempre suele ganar un deportista español por eso del valor doble de la raza. Y porque estos premios solo interesan en España y hay que enganchar a la audiencia. También este populista premio deportivo se lo dan a alguno de fuera, como Javier Sotomayor, Carl Lewis y Lance Armstrong, todos ellos deportistas irreprochables y sin tacha alguna a lo largo de su carrera.

Volvemos a Haneke. Miren el acta del jurado porque explica muy bien la naturaleza de estos premios. Además de José Luis Cienfuegos, ex-director del festival de Gijón y actual responsable del de Sevilla, que está ahí por darle algo de brillo cultural al asunto (lean la anterior entrada), fíjense en el resto de los miembros del jurado. Todo un ejército de nombres compuestos donde están los Martínez de Irujo, los Luca de Tena, los Cervera y alguno más que me dejo por olvido o desconocimiento. Sólo faltan los Martínez-Bordiu. ¿Recuerdan el tópico derechista de que esos de la cultura viven de subvenciones para no trabajar? Aquí tienen a las familias grandes de España viviendo del cuento gracias a una fundación estatal. Esto sí que es vivir del cuento. Carlos Fitz-James Stuart Martínez de Irujo dándole un premio a Michael Haneke. Miren la entrada en la wikipedia de esta lacra social, porque después de leerla a ver quién tiene narices a decir algo malo de las subvenciones, de la miseria que le dan a un director de cine español para rodar al borde de la subsistencia una película.

¿Cuánto cuestan estos premios? ¿Qué empresa organiza todo el despliegue y cómo fue el concurso para conseguir la concesión? Estos premios existen por la misma razón que existe una candidatura olímpica, para poder seguir dando de comer a la clase privilegiada y explotando a la trabajadora.

Leyendo la justificación del premio, queda claro que se lo dan por sus dos últimas películas, las más solemnes y académicas de toda su filmografía. Solo espero que Haneke, al ver la decadencia española en la gala, se anime a hacer una tercera versión de Funny Games con unos Martínez de Irujo. Documental a poder ser. Atención a este párrafo: «Haneke  ilumina y disecciona con deslumbrante maestría aspectos sombríos de la existencia como la violencia, la opresión y la enfermedad, que afronta con extraordinaria sobriedad formal a la vez que abre espacios a la persistencia consoladora del amor, la confianza y el compromiso». Ya no es que se olviden de toda la obra de Haneke anterior a Das weiße Band, sino que encima no encima no parecen haber entendido nada. ¿Qué narices es eso de «la persistencia consoladora del amor, la confianza y el compromiso»? ¡Si Haneke hace precisamente lo contrario! Llevar su cine continuamente hacia situaciones límite donde el amor y el compromiso se demuestran puras construcciones artificiales para esconder la verdad. Quién sabe, quizás para Carlos Fitz-James Stuart Martínez de Irujo Amour es cine romántico de primer nivel. O quizás consideran Das weiße Band un manual de buena conducta ciudadana, porque vuelvan a leer los nombres del jurado: la mayoría de esas familias pasó por el franquismo como si fueran unas vacaciones en la playa.

Es imprescindible el video donde se recoge el comunicado del jurado. Fíjense que el mercenario que lee el texto (no sé cuál de los vividores del jurado es) habla de las «profundas raíces europeas» del trabajo del director, justo después de llamarle «Maikel» Haneke, y no en la pronunciación germana «Mijael». Seguramente, quitando Cienfuegos, nadie sabía quién era. Sin salir de la página de RTVE, pueden degustar el fino verbo de Carlos del Amor (otro que merecería un blog cinefóbico para él solo) en este video retrospectivo de Haneke. Este periodista aseguró que no puso un video de Killing them softly en su resumen de Cannes en el Telediario únicamente porque en los extractos de video del material de prensa no salía Brad Pitt. Hoy lo tienen ahí hablando de Haneke, de las miserias humanas y el valor cultural del cine. Pronto empieza el festival de Cannes, así que estaremos atento a lo que dice este señor.

Haneke también ha escrito un mensaje de agradecimiento: «Es una alegría y una satisfacción extraordinaria ser honrado con el premio más grande de una nación cultural tan importante como España». Lo de «nación cultural» no sé si es buena educación o pitorreo, que siendo Haneke puede que sea lo segundo. Qué desgracia que la cuenta parodia de Haneke en twitter se haya retirado tras los Oscar, porque esto hubiera merecido cobertura. O puede que ni se enteraran.

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Ha muerto Alfredo Landa, gran actor normalmente gastado en películas horribles donde perseguía suecas. Ahora como todo es posmoderno, siempre te encuentras con alguien que defiende esas películas como «radiografía de una época», «síntoma de los tiempos» o alguna palabra en inglés que suene muy técnica y culta. El intelectual Alberto Luchini ya se ha subido al carro, salvo en lo del inglés. Supongo que no da para tanto.

Mi homenaje favorito fue el siguiente:

Para el que no lo sepa, Carlos Marañón es el director de Cinemanía, esa revista mil veces recortada y reputeada para que las grandes momias del grupo Prisa puedan seguir cobrando sus sueldazos. Efectivamente, Carlos, Landista a muerte. Y más allá.

jueves, 2 de mayo de 2013

De caimanes y zombies

Ha salido la nueva Caimán, la revista de crítica cinematográfica de más relevancia en España. Yo dejé de comprarla hace tiempo (salvo dos o tres compras puntuales), desde aquel sensacionalista número dedicado a las revueltas árabes. Mi problema es que no veía ninguna convicción en ella más allá de la descripción de los estrenos mensuales y los focos de interés de cada número eran puramente circunstanciales. Incluso, de un mes a otro, contradictorios. Una revista que realmente no defendía nada, ni siquiera una manera de hacer crítica (ya que allí tanto podía escribir Monterde como Fran Benavente).

España siempre con retraso
Sin embargo, con la noticia de que iban a sacar una edición digital, mostré interés en volver a leerla, por eso de que al menos no ocupaba espacio y el precio seria reducido (esperemos). Permítanme que posponga esa intención hasta dentro de un mes tras ver la portada y el sumario de este número de mayo, dedicada a The Walking Dead, la serie televisiva de zombies que tanto éxito tiene en las páginas de torrents. Ya sé que muchos pensarán que esto es arriesgado, eso de que una revista de cine dedique su portada a algo a priori poco autoral y poco cinematográfico como las series de televisión. A mi me parece un despropósito. No creo que las series no tengan una consideración importante, sino todo lo contrario, han desplazado al cine como objeto audiovisual de consumición prioritario, incluso por los críticos. Quizás hace ocho años, cuando Cinema-Scope le dedicó una portada a Homecoming de Joe Dante, hubiera tenido algún efecto. Ahora simplemente es seguir la corriente y darle al público lo que pide, en lugar de tratar de revelar o descubrir alguna película que no cuente con la necesaria promoción. Ustedes me dirán que corren malos tiempos para la cultura y en parte hay que dar visibilidad a temas más comerciales para mejorar ventas, garantizando la supervivencia. Bueno, es una opinión muy respetable y es posible que quien la compre por ver The Walking Dead en portada también se anime a leer lo de Garrel y descubra a este director. En mi opinión (repito: mi opinión) este tipo de igualaciones y conexiones nunca ocurre. Al final el único beneficiado es la parte vendible y exportable, que recibe más promoción, mientras las películas pequeñas se quedan sin un espacio y una visibilidad que le permita darse a conocer entre su público comercial. Además, la revista Caimán ha recibido una subvención estatal de más de 22 mil euros precisamente para que este tipo de consideraciones promocionales y comerciales no se tengan en cuenta.

La cobertura a Philippe Garrel es amplia, con cuatro artículos, por tres dedicados a su «gran angular» sobre las series de zombies. Si Garrel les merecía una mayor cantidad de textos, no sé por qué no le dedicaron ese «gran angular». La propia palabra lo dice. No deberías hablar de un «gran angular» cuando hay otro todavía más grande en la película. El gran despliegue garreliano viene al fondo de la revista, tras las series (sí, hay más series), los dvds y los obituarios.

Por supuesto, nada de esto impide que los textos de la revista, incluidos los dedicados a series de televisión, tengan interés. Bueno, yo para leer sobre series de televisión jamás me compraría una revista de cine, puesto que al ser algo que es de dominio público (o descargable), cualquiera tiene acceso a ello y hay por internet miles de blogs con muchísima más información y más espacio para la reflexión que el que le pueda dedicar Caimán. Queda, eso sí, la calidad de los cronistas, algo que es tan opinable que no lo voy a valorar. Pero lo que quiero decir es que una revista de cine debería estar centrada en aquello que los posibles lectores desconocen. Se trata de generar un interés, una excepción. Dar a conocer cosas que solo el crítico puede llegar a conocer, como parte de su trabajo especializado. Ser crítico supone también informarse, descubrir, no simplemente opinar sobre aquello que se estrena. Evidentemente, uno puede comprar Caimán por el interés que tiene en la prosa de críticos como Àngel Quintana, Carlos Losilla, Jaime Pena o el mismo Carlos F. Heredero (pongo a los que más suelen escribir, pero vale para cualquiera de la redacción y colaboradores, claro), pero eso no tiene nada que ver con la riqueza de sus contenidos.

En fin, yo aquí quería criticar únicamente la portada y ya ven cómo me he liado. Creo que la elección de portadas no es un tema baladí, así que quizás merezca la pena hacer una entrada analizando la política de portadas de Cahiers España / Caimán. Y a alguien le puede parecer caprichoso que se critique algo como una portada, cuando el valor está en el contenido. Bueno, yo creo que una portada se elige por algo, y en el caso de Caimán creo adivinar (a lo mejor me equivoco) que no hay solo un interés cinematográfico (o televisivo) sino también un interés mediático. Como parte de ese grupo de posibles lectores a los que va la revista, quiero expresar que yo no voy a comprar revistas con ese tipo de portadas.

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Ayer fue día de estrenos en El País, así que hubo la típica catarata de reseñas. En esta ocasión, reseñas especialmente reducidas porque no había ningún gran hit ni película mediática que reseñar. Una comedieta americana, alguna película francesa, alguna sudamericana, todas defendidas o criticadas sin mucho entusiasmo, aunque para el espacio dedicado tampoco vamos a pedir nada especial. Hay una entrevista con Sergi López, donde dice que no tiene muy claro para qué sirven las academias, pese a tener un puesto institucional en una. El actor catalán estrena una película francesa, Tango libre, de la que Jordi Costa hace una crítica. Supongo que como va con entrevista tiene algo más de espacio. El criterio desde luego no es el interés en la película, pues termina con una sentencia rotunda: «Lástima que no haya por dónde creerse este desnortado Tango libre». Más espacio merece Díaz, una película sobre la brutalidad policial durante una manifestación contra el G-8. Ya saben qué día fue ayer, así que si se puede vender un poco de compromiso, pues mejor. Que se lo digan a los once trabajadores de la Bardemcilla. Los dos textos consagrados a los acontecimientos que narra la película (ambos de Tommaso Koch) son interesantes por lo que tienen de informativo, que ya es mucho para lo que suele ser El País. Pero de crítica, poco.

Javier Ocaña habla de The Big Wedding, donde salen Robert De Niro y Diane Keaton destruyendo su dignidad. El crítico-mercenario nos regala una clase magistral en el primer párrafo: «Pocas veces un término cinematográfico ha sido definido con menos palabras y con más acierto: “Comedia sexi sin sexo”. Cuatro palabras, máxima enjundia. Para que aprendan los pedagogos del “segmento de ocio” y los críticos de cine de los “estilemas de autor”. Lo dijo el insigne Andrew Sarris para conceptuar a las comedias locas nacidas en el cine americano de los años treinta». Me gustaría saber en qué categoría se ubica Ocaña, si en «los pedagogos del “segmento de ocio”» o en «los críticos de cine de los “estilemas de autor”». Supongo que entre los primeros. Toda la crítica es un texto vacío incapaz de justificar que una película como esta merezca un texto de esa longitud. No debería tener ni crítica, aunque esas operaciones las hace el ABC con las películas de Garrel, ya ven.

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Los asiduos de este blog se estarán preguntando: ¿qué pasa que este hijodeputa no habla de Boyero? Pues sí, no comento nada del crítico estrella porque, desgraciadamente, esta semana no ha tenido la deferencia de regalarnos una de sus hermosas y muy sopesadas misivas sobre alguna de las muchas películas interesantes de la cartelera. Eso o no le ha dado la gana de ver ninguna, que también puede ser. Para eso ya tienen a Ocaña, para que se trague los sapos que no quiere nadie. De todas formas, el faro de la crítica cinematográfica española ha escrito algo, para que nosotros, sus humildes siervos y admiradores, podamos regodearnos con su exquisito uso de la escritura. Ya saben que yo tengo la idea de que Boyero sólo sabe hablar de él mismo, así que de eso se encarga en este bizarro texto llamado No se marchitan mis flores del mal, una cita que supone una patada en el trasero a la memoria del bueno de Baudelaire, viniendo de quien viene. El artículo es una sucesión de técnicas-Boyero, de construcciones simplísimas sobrecargándolo todo de adjetivos para parecer complejo, cuando en realidad lo único que muestra es un ideario fotocopiado del típico intelectual decadente de tres al cuarto. Muchas de las ideas pertenecen a un texto que escribió Boyero hace ya cuatro años. Algo mejor, ya que estaba más elaborado, lo que no hace más que señalar la extrema decadencia física e intelectual del personaje.

Aquí el poeta
Tras hacer la tipica alusión a El Gatopardo, escribe cursiladas como la que sigue: «la melancolía prematura crece ante la irremediable desaparición de una de las mejores cosas que me ofreció la vida, el bálsamo infalible que descubriste en la niñez para todas las heridas del alma». ¡Que se quite Baudelaire, que viene Boyero! ¿Pero qué es lo que añora Boyero? ¿El formato original, el celuloide, el inconfundible sonido de la banda sonora impresa? ¡No, hombre! ¡Qué va a ser eso, si Boyero jamás ha hablado del formato, ni creo que sepa lo que es! «Y está claro que aunque dispongas en tu casa de las películas que amas y puedas disfrutarlas con impecable imagen y sonido, sin que te amenace el ataque de nervios y la furia asesina contra los extraños que engullen ruidosamente a tu lado las odiosas palomitas, nada volverá a ser igual cuando desaparezcan los cines, cuando solo sea un recuerdo lo que Cabrera Infante definió inmejorablemente como Arcadia todas las noches». Ya ven, Cinema Paradiso Redux. Un discurso que llevan repitiendo muchos críticos y cinéfilos desde hace décadas, pero nada, ahí sigue el cine. Es un poco lo de «se rompe España» de los periodistas ultras. Desde la primera república lleva este país rompiéndose y no hay manera, oiga. Tres mil años de España, que diría Esperanza Aguirre.

Después hace un recorrido sentimental por las películas de su vida, que introduce como: «No son las mejores películas que has visto, el clasicismo tal vez no las admita en su intocable gremio, pero son tuyas, han golpeado tus fibras íntimas a perpetuidad». Quédense con la frase subrayada, porque uno podría pensar que Boyero nos hablará de películas malditas, desconocidas, íntimas. Que nos descubriría un mundo que sólo él conoce y que le marcó de por vida. Bueno, no exactamente. Las películas de Boyero son L'important c'est d'aimer de Andrzej Zulawski, The Hustler de Robert Rossen, Ultimo tango a Parigi de Bertolucci y Léolo de Jean-Claude Lauzon. Quién sabe, quizás con clasicismo Boyero se refería a la época clásica de los estudios cinematográficos de Hollywood, lo cual por una razón puramente cronológica es imposible que esas películas perteneciesen a ese gremio. A saber, como ya digo, para mi lo de Boyero es una postura pretendidamente intelectual que simplemente ha fotocopiado de muchas referencias anteriores, sin aportar nada original ni personal. Lean el artículo entero (si son capaces) y ya verán como todas las escenas que cita como algo que le tocaron de manera íntima ya las habrán visto en otras partes siendo citadas como especiales por otros autores. Tampoco hay que ser negativos, ya se sabe que las películas tienden a emocionar de la misma manera a mucha gente.

Por si fuera poco, toda esta montaña de tópicos viene acompañado del inevitable video semanal que tiene que hacer Boyero. Yo creo que es una obligación dentro de su contrato: puede ausentarse de su trabajo (largándose de las sesiones de los festivales), no informarse de absolutamente nada y regodearse en ello, utilizar críticas cinematográficas para realizar ataques personales, pero el video hay que hacerlo. Aquí Boyero muestra su auténtica cara de persona grosera y casi iletrada, de lenguaje barriobajero y soez. Para empezar, y seguramente sabiendo todo lo que había escrito en el texto de antes, se permite el lujo de decir que L'important c'est d'aimer es un título cursi. Lo de «el bálsamo infalible que descubriste en la niñez para todas las heridas del alma», en cambio, es pura poética inalcanzable para el resto de los mortales. Fíjense que el Boyero del video es inconfundible y en cada película tiene que soltar alguna descalificación.

Mi teoría es la siguiente: como de Boyero lo único que importa es la firma y la imagen, a lo mejor lo que hacen en El País es grabar el video donde resume su opinión sobre los estrenos semanales, y luego un par de negros de la redacción construyen unos textos siguiendo el esquema Boyero. La escritura de Boyero es tan simple y previsible que no debe ser mucho problema convertirla en fórmula para que luego cada cual la explote como crea conveniente.

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Cuando publicito un artículo en twitter, intento acompañar el enlace y una breve descripción con citas a los diferentes medios y críticos de los que hablo. Normalmente son tantas cosas que no me caben. En la anterior entrada, como trataba principalmente de Jordi Costa, no tuve ningún problema en citarle. Yo aquí de Jordi Costa he escrito algunas cosas feas. Ya he dicho varias veces que es un crítico que no me gusta por estilo, pero que al menos sí considero profesional y dedicado a su trabajo. Jordi tuvo la deferencia de dar su opinión sobre el blog y aquí, con su permiso, la reproduzco:




Hay algún tuit más que considero menos interesante, pero el que quiera ser exhaustivo puede leerlos tanto en la cuenta de Jordi como en la mía. Y por supuesto, si alguien considera que me dejo algún tuit importante y no le estoy dando visibilidad de manera interesada, no tendré ningún problema en incluirlo.

Como pone en la cabecera, este es un blog de humor, retranqueiro, que sí, a veces es agresivo, especialmente con aquellos críticos que considero que hacen mal su trabajo y se aprovechan de la hipocresía y la corrupción que domina los medios. Jordi Costa imagino que no se habrá tomado bien algunas cosas que digo sobre él, pero bueno, seguro que peores trolls ha habido por internet. Ayer, con humor (creo) se ha referido a mis opiniones con el siguiente tuit:


Me he enterado de casualidad y también le he respondido. Curiosamente sí escribe de un blockbuster, aunque no de ninguno de esos directores, sino de Malcolm D. Lee, autor de Scary Movie 5. No tiene mucho espacio para desarrollar sus ideas (más allá de un concepto de los suyos, «gossip politóxico»), así que habrá que esperar a su crítica para Fotogramas.

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En la crónica diaria del D'A, Jorge Mauro de Pedro escribe un aceptable texto sobre Simon Killer, con el que además estoy medianamente de acuerdo. No se libra de su tic de psicólogo, pero también explica bastante bien el método de Antonio Campos. A mi la película de ha decepcionado mucho y aunque plantea las escenas de manera muy ambiciosa (esos planos largos que solo se desplazan en sentido horizontal, no mostrando por completo la acción), creo que le pierden sus ansias de demiurgo. Demasiado cruel hacia sus personajes. Se podría comparar un poco con Taxi Driver. Ambas son un viaje a los infiernos a través de la relación del protagonista con dos mujeres, una «virgen» y una puta. Aunque aquí la «virgen» es la adolescente con la que el protagonista puede alcanzar la salvación y la puta la que representa un mundo corrupto, pero creo que hay unas líneas básicas parecidas. La diferencia es que Scorsese se mantenía siempre en la cabeza de su protagonista, comprendiéndolo aún en su locura, haciendo partícipe al espectador, mientras que Campos se mantiene siempre a una distancia prudencial, juzgando a sus personajes. Al final, una puesta en escena tan férrea termina por ser una barrera.

Como a veces a todos nos gusta reafirmarnos en nuestras convicciones y nos cuesta darle la razón a aquellos con los que discutimos, yo me sentía un poco mal por admitirle a Jorge Mauro su parte de mérito. Por suerte para mi, este crítico escribe a propósito de The We and the I lo siguiente: «Hablar de Gondry es hablar de “modernidad”,  esa onda difusa que lo pone en sintonía con Wes Anderson o Spike Jonze. Ya, ya sé que definir a alguien como “moderno” acostumbra a suscitar más suspicacias que otra cosa. Pero es que hay gente con ese prurito. Que no apesta a impostura, que lo tiene. ¿El qué? El ‘mojo’, que diría Austin Powers». Ahí, muy bien, sembrando la sospecha en la palabra «modernidad». Digno del mejor (es decir, del peor) Boyero.

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Antes me quejaba de lo repetitivo y vacío que era el discurso de Boyero. Un discurso heredado y falso, de intelectual de medio pelo. Aquí tienen a Oti Rodriguez Marchante, defendiendo lo contrario que Boyero, diciendo que hay cine para rato, pero al final es inevitable esa cita a Lampedusa, que lo emparenta con su compañero de fechorías. «Ese ejercicio o placer tan anclado en el ser humano de ir al cine necesita, obviamente, un cepillado y un abrillantado, y los tiempos empiezan a cambiar de un modo lampedusiano para que, en el fondo, todo siga “igual” y ver el cine en una sala sea ahora, luego y después una aventura mucho más enriquecedora y grata que en tu chiscón y frente al ordenador». Con todo, y quitando esa recurrente y ya aburrida cita, estoy bastante de acuerdo con él. Aunque no sé si lo dice por ver las películas en 35 milímetros o por toda el ritual mitómano de las salas.

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La Internacional Socialista. ¿Lo pillas?
A veces no me puedo aguantar y tengo que incluir alguna noticia no relacionada con el cine. Atención a esta pequeña promoción que le hacen en El Diario a Beatriz Talegón, que dice que quizás se presente a las primarias de su decadente partido. Esta chica tan «urbana, moderna y desenfadada» apareció un día en una convención de la Internacional Socialista para cantarle las cuarenta a los dinosaurios de los partidos. Después se fue paseando por diferentes medios mostrando lo maravillosa que era (en estos enlaces verán que el nivel de los políticos puede ser bajo, pero el de los periodistas lo es mucho más). Por cierto, en el último video, el de la entrevista en el Intermedio, le hacen la pregunta muy concreta de si tiene pensado presentarse a las primarias y responde con un rotundo no, que no quiere hacer carrera política. Es cierto que suelta un «ahora mismo» y la entrevista fue hace dos meses y medio. No tenía ningún tipo de estrategia «más alla de decir la verdad y remover conciencias». Supongo que Felipe González, de escucharlo, se le caería la lagrimita al ver a tan preparados discípulos.

A mi, estos políticos-anuncio me dan mucho miedo. Cuando dicen eso de que un político necesita una buena imagen para triunfar a mi me suena a lo peor del populismo. Yo quiero políticos ogro, jorobados, oscuros, dedicados incansablemente a sus tareas, no gente que salga todos los días en la tele (tampoco que no salga nunca, como Rajoy) y vaya regalando esperanza a su sufrido pueblo solo gracias a su maravillosa imagen. Pero la política es también mercado, así que hay que vender.

Al PSOE, si no le llegó ya con Zapatero, ahora quizás quiera suicidarse con Talegón. Respecto a El Diario, espero que esto no forme parte de su línea editorial (la noticia es de la agencia EFE) ni defiendan de ninguna manera este tipo de prácticas, porque entonces será otro periódico más que deje de leer. ¿Por qué en este medio, en su suplemento cultural (ya que no tienen sección propiamente dicha), hay blog de series, de televisión, de literatura, de videojuegos, pero no hay un blog de cine? ¿O es que nos conformamos con el blog de cortos de Oscar de Julián?

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Para no despedirnos con mal sabor de boca, anunciar que ya está disponible en internet Nobody's Daughter Haewon, la última película de Hong Sang-soo, para mi uno de los mejores directores del mundo. Da la casualidad de que su anterior película, In Another Country (estimable, pero quizás la inferior de todas las suyas), iba a suponer el estreno de este cineasta en España (un caso como el de Garrel), pese a que su cine es abiertamente comercial, al menos desde el punto de vista de una sociedad donde hay un mínimo de interés por la cultura. Se iba a estrenar porque la protagonista era Isabelle Huppert, claro. No se crean que se iban a arriesgar más de eso. La película está en el limbo y no se sabe si se estrenará alguna vez (que se lo digan a Afterschool o Boarding Gate). Me parece un caso flagrante teniendo en cuenta que el mediocre Park Chan-wook estrenará su película internacional este fin de semana. Bueno, con Nicole Kidman es mucho más fácil, y más si viene de EEUU.

Volviendo a Nobody's Daughter Haewon, en mi opinión es una de las obras maestras de Hong. Rompe finalmente con sus estructuras repetitivas, en las que parecía que rompía las películas en dos o tres partes para jugar a mezclar elementos y a comparar situaciones. Esta última es una película líneal, si bien también plantea algún juego, pero de una manera mucho más sutil y no determinante. También es una película interesante por dos citas muy evidentes: una al ensayo de Norbert Elias La soledad de los moribundos y otro al allegretto de la séptima sinfonía de Beethoven, dos detalles sobre los que no habría que pasar por alto y que en cierta manera definen el tono de la película, mucho más espiritual y trascendental de lo que parecería en un primer momento. La grandeza de Hong es que lo cuenta todo de manera irónica y sin grandes alardes estéticos. Sus ideas crecen en la continuidad del plano y a través de un encuadre siempre perfecto, pese a los continuos zooms y panorámicas que realiza, en esta ocasión más agresivo que nunca.

Y por supuesto es una película muy agradable, llena de gags memorables, de largos diálogos con cambios de tono y con las inevitables borracheras de soju. Hong siempre trabaja sobre el mismo canon, sobre los mismos temas, pero cada película no solo es una variación, también un paso adelante. Su particular manera de revolucionar el (su) cine.

martes, 30 de abril de 2013

Gratificaciones epidérmicas

Robert De Niro teniendo una gratificación epidérmica.
Ya se sabe que los críticos son muy dados a crear conceptos bastante obtusos para poder definir en una o dos palabras un sentimiento que no tienen espacio (o ganas) para desarrollar de manera más detallada. A veces incluso parten de ideas totalmente disparatadas simplemente para erigirse en intelectuales lejos del alcance del resto de los mortales. Por ejemplo, el uso de la palabra palimpsesto en Cahiers du Cinéma España (hoy Caimán) dio lugar para muchas bromas entre la cinefilia, hasta el punto de que en twitter se creó una parodia de Carlos F. Heredero llamada @palimserso.

Hace un par de entradas, cuando analicé las críticas de los estrenos semanales en El País, me hizo mucha gracia un concepto utilizado por Jordi Costa (muy dado a esta técnica). Se trataba de «gratificaciones epidérmicas», que supongo que es la palabra técnica y/o científica para el popular «la piel de gallina». Es decir, toda una serie de estímulos visuales que te provocan una sensación de placer a un nivel físico u orgánico. No, no hablo de masturbación.

No sé por qué, me dio por buscar en Google y resulta que Costa no era la primera vez que lo utilizaba.

«Black es generoso en gratificaciones epidérmicas, pero la película cuida su letra pequeña para no subestimar a los conocedores del canon marveliano, al tiempo que juega con ideas estimulantes –la falibilidad del superhéroe; el fan como monstruo; el villano como espejismo espectacular- que colocan al conjunto entre el gran espectáculo resonante y la auto-reflexión lúdica» (Crítica de Iron Man 3, Fotogramas, 06-04-2013

«Lejos de las gratificaciones epidérmicas que reciba el público italiano frente al espectáculo de su star system de última hora, Manuale d'amore 3 parece aquí un extraño objeto venido de un universo paralelo donde rigen leyes muy tronadas en la ronda del amor» (Crítica de Manuale d'Amore 3, El País, 19-09-2011)

«la película de Sena es ágil en su manejo de gratificaciones epidérmicas, va directa al grano y culmina en clave excesiva, con la heterodoxa salida de tono de justificar los impulsos inquisitoriales de la Iglesia» (Crítica de Season of the Witch, El País, 04-03-2011)

«Conviene insistir, con todo, en un matiz relevante: la leyenda aquí no tiene trazas de hagiografía, sino que avanza a través de esas tierras de penumbra que, en otra clave más permeable a las gratificaciones epidérmicas de la serie B, también supo recorrer el Paul Verhoeven de El libro negro» (Crítica de Flammen og Citronen, El País, 31-12-2008)

Tampoco creo que sea algo tan grave. Como ven, por las fechas, no es que recurra a este concepto cada tres fines de semana. Hay frases mucho más utilizadas y repetidas hasta la extenuación. Pero no deja de ser curioso, ya que ningún otro crítico la usa. Es marca registrada de Jordi Costa y todavía nadie la ha adoptado.

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La legislación antidescargas aprobada por este gobierno está acabando con muchas páginas web. La mayoría eran basura que intentaba ganar dinero a base de publicidad robando enlaces y ripeos de otras páginas. Pero había alguna muy buena. Todas las que merecen la pena están en peligro. Quizás por eso y por la decadencia general que viven los foros, la decana Allzine ha decidido eliminar todos sus elinks, continuando su labor divulgativa y su amor por el cine asiático únicamente como lugar de encuentro de la cinefilia asiática en castellano.

Para mi este era el mejor foro de cine y descargas. Su labor iba más allá de la simple publicación de ripeos. Hacían subtítulos y, sobre todo, impresionantes retrospectivas donde se juntaban películas y autores, por estilos y cinematografías. Una de las mejores cosas que he hecho fue iniciar una sobre cine japonés, tan ambiciosa que permanece inconclusa. Pero hay de todo tipo, por géneros, por autores, por actores, por cinematografías, por generaciones. Una base de datos única e imprescindible de la cinefilia española. No la dejen morir, porque toda la información sigue disponible. Los grandes foreros siguen allí luchando por el foro. Solo hace falta mayor participación para seguir dando brillo a la gran historia de esta página.

El trabajo de Allzine no lo ha hecho ninguna institución en este país. Seguramente ni lo han intentado. A mi este foro me ha dado muchas gratificaciones epidérmicas.

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El Mundo habla con multitud de distribuidores internacionales sobre el caso Alta Films y dicen que se trata de censura encubierta. Evidentemente, detrás de la trama está Hollywood y su obsesión por comerse todo el pastel. ¿Por qué creen que las películas americanas se estrenan cada vez con más copias? Es una estrategia de mercado para impedir que ese espacio lo llene la competencia.

Ya he dicho que para mi, parte de la decadencia de Alta Films se debe también a una mala estrategia y política de compras, pero aún así, los principales responsables son los estudios americanos, con la ayuda imprescindible de sus siervos en el gobierno y en los medios de comunicación. Por supuesto, El Mundo no se da por aludido.

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Mónica Jordan empieza sus crónicas del D'A en Transit. La primera es algo escueta y superficial, pero está construida de una manera que me interesa mucho: explica las películas en base a las conexiones que establece con otras. En definitiva, la cinefilia, la idea de comunidad donde unas películas se entienden al entrar en contacto con otras. Esto por supuesto es muy atractivo, aunque puede suponer un problema puesto que el lector no conocedor de la obra a la que remite se pueda perder. Es, por lo tanto, una crónica para un espectador especializado. Como es mi caso, tampoco me voy a quejar mucho, aunque a lo mejor no está lejos de las citas a Pauline Kael de Jordi Costa. Bueno, sí, está lejos.

La segunda crónica continúa la misma idea, a propósito de Frances Ha  y Los ilusos. Y en este texto es donde defiende la postura decididamente cinéfila, tanto de los directores como de la crítica: «Nadie dijo que las películas debieran llegar a todos, como nadie espera agradar a todo aquel con quien se cruza», lo que me parece una idea muy interesante respecto a ese cine comercial que pretende gustar a todo el mundo. Mi opinión es que yo considero que debe ser el espectador el que debe acercarse a la película y no al revés. Cada película pertenece a un director, que pensó algo en un momento de su vida y decidió filmarlo. No podemos pretender que ese algo sea universal, muchas veces es particular y único, ahí reside la belleza.

Mónica establece además una filiación musical que une las películas, una idea que me gusta mucho y que podría dar lugar a un buen texto que creo que nadie ha escrito. Las conexiones que hacemos entre dos películas muy distintas pero que comparten un tema musical. ¿Cómo olvidar el trailer (dirigido por Joseph Kosinski) del videojuego Gears of War donde sonaba el Mad World de Gary Jules, a su vez emblema del film de culto Donnie Darko? En el texto es como Frances Ha de Noah Baumbach encuentra a su familia en Les quatre cents coups de Truffaut o en Mauvais sang de Carax. Canciones que nos llevan a otras películas y construyen su particular historia del cine, activando los mecanismos del recuerdo, en este mundo terrible de presente perpetuo.

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Parece ser que miembros del foro NosoloHD están preparando una revista de cine. La noticia fue tomada a guasa por el crítico Roberto Morato y se montó una pequeña polémica. Mi opinión es que si Boyero puede escribir sobre cine, y encima cobrar por ello, cualquiera puede. Y más cuando el objetivo de esta revista es salir gratis en internet en formato PDF. Dudo que la mayoría de revistas web nacieran de una manera muy distinta. Gente que se conocía por foros o grupos de correos y que decidieron montar algo con más proyección. La mayoría de críticos amateur no han estudiado nada relacionado con el tema, y su vinculación al cine es simplemente pasional. Como tiene que ser.

En la parte dedicada a la polémica, se dicen cosas que no son ciertas. En este hilo (a partir del post 255 en adelante) se comentan dos cosas radicalmente falsas. La primera es que la revista Sofilm y la revista Lumière son lo mismo. Sofilm es una revista del grupo Capricci de clara vocación comercial. Viendo los temas de la portada ya se puede adivinar. Su ámbito de actuación es similar al de Cinemanía y Fotogramas, o eso parece señalar, ya que yo no formo parte de la redacción de esa revista. Pero sí pertenezco a Lumière (para que vean que no es lo mismo) y esta última no tiene ningún interés comercial, ni pertenece a ninguna empresa. Es una revista autofinanciada con un interés claro en el cine de autor y en el cine experimental, tratando de ofrecer una información de la que carecen otras revistas de cine. Cualquiera que se moleste en ver las páginas web de ambas revistas llegará a la conclusión de que sus intereses son radicalmente opuestos.

En cuanto a lo que se dice de que Lumière es la revista del foro cinexilio, tampoco es del todo correcto. Sí es cierto que los primeros directores de Lumière se conocieron en este foro y tomaron la decisión de crear una revista por las conversaciones que tuvieron allí. Pero la gestión jamás fue pública ni estuvo abierta a todos los miembros. Fue una decisión personal sin relación alguno con el devenir general del foro. Se podría decir que Lumière nació a partir de cinexilio, pero no fue una revista creada por el consenso de sus miembros.

Respecto a la revista de NosoloHD, no sigo el foro, así que no sé qué clase de intereses tienen en lo que respecta al cine. Por lo tanto, no puedo valorar si me interesará o no. En el foro Patio de Butacas también tenían la intención de montar algo. Yo participo en varios foros de cine y puedo asegurar que hay gente muy válida por internet que nos daría varias vueltas a cualquiera de los que escribimos en revistas web (y en revistas de papel, por supuesto), así que ¿por qué no? Mucho ánimo y adelante.

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Jarmusch al rescate
Noticias de Cannes. Al final se ha incluido en la sección oficial la película de vampiros de Jim Jarmusch, de precioso título Only Lovers Left Alive. Este año ya ha habido una interesante y algo fallida película del género, Kiss of the Damned, apoteosis del hipsterismo cinematográfico, pero lo de Jarmusch me emociona especialmente. Para mi, la mejor película de vampiros es The Addiction, de Abel Ferrara, y tengo la esperanza de que Only Lovers Left Alive no andará lejos. Ojalá.

Además, se ha presentado la sección Cannes Classics, que este año parece ser lo mejor del certamen. Al margen de los hits como Cleopatra de Mankiewicz y Elizabeth Taylor, Vertigo o Fedora, yo destacaría sobre todo la restauración de Les parapluies de Cherbourg de Jacques Demy, Le joli mai de Chris Marker, el gigantesco Maynila de Lino Brocka (de la que traduje los subtítulos para el divx que corre por la red) o Sanma no aji de Yasujiro Ozu. Eso sí, esta sección no se libra de los esperpentos que parecen perseguir a Cannes este año y programa The Last Emperor 3D. Sí, sí, la película de Bertolucci en una ridícula versión en tres dimensiones, ese revolución que nos vendió James Cameron y que apenas un par de años después ya está en decadencia (vean que un blockbuster bruto como Oblivion pasaba olímpicamente del tema). Bertolucci parecía rehabilitado tras su agradable y delicada Io e te, pero con estas operaciones de autobombo uno tema que vuelva a caer en los excesos del pasado.

Para que vean que la decadencia de la prensa cinematográfica no parece ser un fenómeno únicamente español, deténganse en analizar esta noticia de IndieWire donde, de toda la estupenda programación de esta sección, destacan el refrito estereoscópico de Bertolucci.

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Han salido las listas de las mejores películas de 2012 para la Revista Lumière, publicación en la que participo con mucho orgullo. Para mi es la única revista de crítica de cine que tiene una línea editorial y una postura respecto al cine clara al espectador/lector. Es un intento por construir algo más que una simple colección de textos mejor o peor escritos. En estos tiempos donde se lleva la heterodoxia y donde la publicidad domina cualquier discurso crítico, creo que es bueno que al menos exista una alternativa. Por supuesto, no lean Lumière como si fuese la verdad absoluta, sino como un pequeño lugar de encuentro de una determinada manera de ver el cine. Deberían existir más revistas así, cada una con su propia postura, pero desgraciadamente no es así.

Eso sí, pido perdón por la aparición de The Master de Paul Thomas Anderson en la lista general. Ya ven, a veces hasta los mejores críticos caen presa de las consignas de mercado. A mi Anderson me parece un absoluto vaporware que ya dura demasiado tiempo.

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Documenta Madrid fue durante años un festival ejemplar en España, al que nunca se le prestó demasiada atención. Tenía buenos ciclos y siempre recogía películas de otras citas, a modo de contenedor. Este año parece muy reducido, supongo que por la poda cultural que con enorme alegría realizan en la capital. Aún así, siempre es recomendable acercarse y programan una de las películas que más ganas tengo de ver, Terra de ninguem de Salomé Lamas.

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Aclarando el caso focoforo que trataba en mi anterior entrada, al final un espía me enseñó lo que decían y tampoco me pareció tan grave. Alguna disconformidad y algún insulto que seguramente me merezco. Ya les digo que no pretendo estar en posesión de la razón, simplemente dar mi opinión y argumentarla a base de enlaces. Y, por supuesto, reírme un poco.