jueves, 23 de mayo de 2013

Toni, García y Ramón. Viaje alucinante al fondo de la mente

Sokurov dedicando el premio a Toni García Ramón
El material que ofrezco hoy iba a ser parte de una futura entrada más amplia, pero he decidido adelantarlo dado que su protagonista, Toni García Ramón, ha tenido a bien comentar en su twitter mi blog. Yo se lo agradezco, porque son visitas y, quién sabe, quizás alguno de sus seguidores lo lee y descubre qué tipo de periodismo practica esta persona. Antes de nada diré que en mi opinión (este es un blog de opinión del que se puede discrepar abiertamente, siempre lo digo) el principal problema de este periodista es que trabaja en El País y, por tanto, se mueve dentro de una línea editorial del periódico muy peculiar, consistente en vender basura como si fueran noticias de importancia y defender a capa y espada el cine de Hollywood y alrededores, además de sembrar la duda sobre todo lo que sea cine de autor que se escape a las reglas de mercado. El famoso «hoy tocan películas duras de China y de Irán» de Gregorio Belinchón que citaba en la última entrada. Toni tiene su propio hit, que fue criticar la decisión del jurado del festival de Venecia de 2011 premiando una película rusa «aburrida» antes que una comercial y con actores famosos, aludiendo que el premio no haría nada por la primera, tan anticomercial y rara que jamás se estrenaría, mientras que la segunda con el empujón del León de Oro hubiera tenido una gran carrera comercial. Evidentemente se equivocó: Faust de Sokurov se estrenó (pese a sus recomendaciones) y Shame tuvo una buena carrera comercial, incluidas varias nominaciones a los Oscar. Imaginen que hubiera sido al revés: que hubiera ganado Shame. ¿Se hubiera estrenado Faust sin un León de Oro? Pues es posible que no, pero al crítico le daba igual. Y a su periódico también. ¿Para qué diversidad? Miren si no lo que entiende El País por cine independiente. Así funciona la sección de cultura del periódico. Y los periodistas que trabajan allí no son más que mercenarios, peones intercambiables que supongo que en muchos casos tragan con lo que hay, porque un trabajo en el periódico más leído de España no es fácil de conseguir, y menos en estos tiempos.

Hombre, en el caso de Toni García Ramón, pueden otorgarle el beneficio de la duda, aunque mi opinión es que si pudiera se tatuaría la línea editorial de El País como muestra de adhesión inquebrantable. Esto podemos intuirlo atendiendo a lo que escribe el periodista fuera del diario. Porque él es solo colaborador del medio de PRISA. No tengo muy claro cuál es su actual situación contractual porque de las tres veces que he entrado en su perfil para leer los insultos indirectos que me dirigía, siempre ponia una cosa distinta. Creo que en algún momento llegó a poner algo de colaborador de El País. Ahora pone «Autónomo y periodista», así que quizás sea una de las múltiples víctimas del famoso ERE de PRISA, ese que se hizo para poder seguir pagando el sueldazo de Cebrián y convertir en precario el trabajo de los que sobrevivieron a la poda. No lo sé y tampoco es importante para lo que se trata aquí.

Resulta que además de en El País, nuestro protagonista escribe en muchos más medios, entre ellos Jot Down, esa revista de cultura general donde cabe de todo y al final terminan igualando todos sus contenidos a la baja. El problema de no tener una línea editorial es que la sensación es que la revista quiere decir que Andrés Trapiello y Carlos Boyero son la misma cosa, por poner un ejemplo. Alguien dice que esta forma anárquica de crear contenidos es una manera de escapar de dogmas ideológicos. Yo más bien creo que es dejarlo todo en manos de la ideología dominante: el mercado. Tener una dirección editorial demuestra coherencia, no tiene por qué ser dogmatismo. Hoy en día, con internet, el lector puede encontrar todos los contenidos que desee, por lo que sería ideal que cada revista se dedicara a unos específicos, los que más le interesasen y tratarlos con profundidad. Sin embargo, pasa lo contrario. Hay un montón de revistas que tratan un amplísimo número de temas y al final todos parecen superficiales. Esto de nuevo es una opinión personal mía que no tienen por qué compartir. Yo formo parte de la revista Lumière donde tratamos pocos temas, pero queremos que estos sean tratados con cuidado y no mezclados con cosas que no tienen nada que ver.

Pues bueno, el otro día me dio por leer los artículos que tiene Toni García Ramón en Jot Down. Y ya verán como es gracioso. Bueno, para mi lo es, pero yo tengo un sentido del humor especial que quizás no compartan. Ni deben compartirlo, claro. El primer texto que nos aparece en el link de arriba (el último en ser públicado) se titula, de manera muy elegante y delicada, Enorme polla torcida. Trata sobre monarcas mayas que se cercenaban el pene como muestra de superioridad ante sus súbditos. Pero lo que me interesa del artículo es lo primero: «Lo que le hemos hecho a los mayas no tiene nombre. Bueno, no hemos sido todos, solo unos cuantos, aquellos que se empeñaron en interpretar su calendario como si fuera una cuenta atrás. Todo el año con los mayas en la boca, mayas aquí, mayas allá». Tiene razón Toni García Ramón, sí que nos dieron el coñazo con los mayas y con el fin del mundo. Pero quizás él no sea el más adecuado para decirlo, ya que en el mismo medio escribió un artículo titulado Diez cosas que hacer antes de palmarla. No un día cualquiera, sino en marzo de 2013, en uno de los muchos apocalipsis mayas que anunciaron. ¡Qué malvados todos esos periodistas que nos agobiaron con las profecías mayas! Algunos pensarán que es una mera licencia literaria para hacer un texto de recomendaciones, pero no me dirán que el contraste entre el párrafo que cito y el artículo es cuando menos curioso. No es la única coincidencia graciosa que vamos a encontrar. Pero lo dejo para más adelante. Vamos a centrarnos en este último enlace.

Toni García Ramón, como buen periodista cultural, nos recomienda varias maneras de terminar bien nuestra vida, antes del fin del mundo. En varios puntos, desgrana todo tipo de actividades culturales. Entre ellas la bebida. Ya les dije en la anterior entrada que los periodistas de El País como críticos de cine no valían mucho, pero que como ilustres bebedores sí que deberían ser tenidos en cuenta. La marca de ron Havana lo sabe y por eso les premia. Fíjense que Toni García, sobre todos los locales para beber, nos recomienda el Harry's Bar de Venecia. ¿Venecia? Sí, sí, Venecia, allí donde se celebra el festival de cine al que nuestro periodista acude como... como... em... bueno, ya saben, vuelvan a leer sus crónicas en El País (arriba ya les enlace una). Tras la bebida (que aparece de número uno, faltaría más), dedica el resto de los puntos a la literatura, la pintura, los viajes, el cine, la música, la comida, el sexo (follar) y la apostasía (por eso de que es el fin del mundo). También un décimo punto sin contenido que protagonizará la parte final de este texto, ya verán, ya.

Vamos a centrarnos en la literatura, la pintura y el cine. Seguramente, muchos de los que lean esto pensarán que Toni García Ramón es un gran periodista (yo no, claro) y que como tal, tiene gran rigor y coherencia. Vamos a comprobarlo. En la parte de literatura, ataca a autores comerciales y (supuestamente) banales como Coelho, Moccia o Espinosa (Albert, imagino) diciendo que su lectura provoca que «un sentimiento homicida te recorre la espina dorsal y crees que la guerra nuclear no es tan mala idea». En cambio, frente a estos best-sellers porpulares, el periodista anima al lector a buscar algo más allá, editoriales que hacen un gran trabajo fuera de las primeras planas de los escaparates. «Los científicos aún no han encontrado —de momento— ningún vínculo entre la lectura y alguna enfermedad mortal». En la pintura va todavía más lejos, porque miren lo que dice: «No se haga el listo, no escoja uno de esos archiconocidos con los que llevan bombardeándole toda la vida. Atrévase con algo nuevo». Yo esto lo aplaudo. ¡Viva! Hay que defender la diversidad cultural. Hay miles y miles de obras de arte de gran importancia. Dicho esto, imagino que este discurso, valiente y coherente, incluso contracorriente, lo llevará también al apartado del cine, ¿no? ¿No? Pues no, claro que no. ¿Qué se esperaban?

El apartado ya ni siquiera se llama Cine o Vea una película. No, es Vea un clásico. Dejando claro de qué se trata. Imagino que lo que vale para la pintura no vale para el cine. En la pintura, busque un cuadro original, diferente. En el cine vea un clásico. «De cuando el cine era más grande que la vida», añade. Recomienda The Quiet Man, que es una de las grandes obras maestras de John Ford. Luego miente un poquillo, quiero pensar que por ignorancia (lo que es grave también, pero menos) y sin malicia, porque dice que la están reponiendo en los cines Verdi en una copia en 35 milímetros, cuando realmente era la restauración digital que acababan de realizar. Es posible que Toni ni había ido a verla. Recomendarla, sí, como Boyero con Lanzmann, pero verla, ni de coña. O a lo mejor fue y ni se enteró de que era en digital. Vayan ustedes a saber.

En serio, comparen el «No se haga el listo, no escoja uno de esos archiconocidos» con el «Déjese de experimentos y asegúrese la jugada». ¿A qué se debe esa diferencia de baremo entre la pintura y el cine? Pero a Toni no le basta con recomendar la película de Ford, encima tiene que desenmascarar a los farsantes, a los que atacan el cine verdadero. Así, en lugar de narrar las virtudes de esa magnífica película, prefiere ir soltando hostias a diestro y siniestro. «Ahora que el cine parece basarse en principios como “si es americana o acaba bien es mala” o “no he entendido nada; es una obra maestra” vuelva a los brazos del padre». En pintura, aléjese de los brazos del padre. En cine, regrese. En la pintura, lo diferente, lo desconocido es bueno. Ver lo de siempre es hacerse el listo. En el cine, hay que ver los clásicos, porque los que defienden lo menos accesible son unos plastas que solo quieren cargarse el cine bueno, el de siempre. Yo empiezo a notar que Toni tiene algún problema de esquizofrenia, primero atacándose a sí mismo por ser uno de los que hicieron cábalas con el calendario maya y ahora defendiendo una cosa y la diametralmente opuesta en apenas unas líneas de diferencia.

Este comportamiento desquiciado y de preocupante estabilidad psicológica no termina ahí. Como ya les decía antes, el texto tenía diez puntos. El décimo no tiene ningún contenido, simplemente dice «Dejen de leer artículos como este y hagan algo útil» (reconozco que en este punto sí que debería haberle hecho caso). ¿Cuál es el cometido de este punto? ¿Por qué no dejarlo simplemente en nueve? Yo imagino que se trata de una mera formalidad, de que normalmente las listas son de diez y, bueno, vamos a hacer una de diez puntos. Lo normal, lo entiendo.

Bergman explicando la psicología de Toni/García/Ramón en un solo plano.
Pero (tenía que haber un pero, je) resulta que en Jot Down, nuestro buen amigo Toni García Ramón tiene otro artículo, anterior, también dedicado al cine, que se titula Nueve películas que (casi) nadie vio pero que (casi) todos deberían haber visto. Sí, nueve, han leído bien (reconozco que este artículo necesitaría un análisis propio, porque tiene tela, pero como no es el objetivo del texto, le dejo escapar). Esto, si simplemente fuese un desajuste numérico solo sería criticable desde el puntillismo y la obsesión. Pero es que hay más. Lean el principio del artículo, hay una nota aclaratoria que termina así: «No hay diez películas porque el diez es un número antipático, supuesto paradigma de la perfección que usaban para coaccionar a los niños de mi generación en las escuelas». Vuelvan a leerlo. ¿Qué tendría que decir Freud sobre esto? Tenemos a Toni García Ramón negándose a usar el número diez por culpa de un trauma infantil y, un tiempo después (no puedo asegurar cuanto, porque en Jot Down no aparece la fecha de los artículos), utiliza ese mismo número que tanto le atormenta en otra lista. Y lo hace no por necesidad, sino por puro capricho. ¿Qué significa esto? ¿Que Toni superó sus malas experiencias infantiles y consiguió usar la cifra maldita que le perseguía o bien que se ha dejado llevar por su locura? No sé, a mi cuando menos me da miedo. Quizás debería leer los artículos que escribió entre uno y otro, quizás ahí está la explicación a este comportamiento. Se lo dejo a sus médicos.

Esta tarde, Toni dedicó parte de su tiempo a mostrar su indignación por mi artículo. Entre risitas e insultándome y ninguneándome, pero imagino que si le diera absolutamente igual ni siquiera diría nada, o lo diría sin esa violencia. Se ganó la ovación de amigos, admiradores y demás allegados. Yo agradezco a Carlos Morcillo Mira que me nombrase en un tuit, ya que si no, no me hubiera enterado de esto (y a lo mejor esta entrada hubiese quedado para más adelante). Yo le contesté cortésmente, porque este blog es de humor y a veces se utiliza la agresividad. Que yo zurre verbalmente no quiere decir que luego si me los encuentre les vaya a dar un hostiazo. Pero ya saben cómo es: Toni García Ramón dedica muchos tuits a insultar a Aznar y a Rajoy (así lo he notado en un vistazo rápido) y yo supongo que eso no quiere decir que les desee la muerte o que esté planeando algo contra ellos. Sin embargo, si lo hacen contra él, oh dios, censores, trolls, fascistas asesinos que no me dejan expresarme. Así funciona. Como Boyero. Dios los crea y ellos se juntan. Tras realizar el análisis de esta entrada y descubrir su esquizofrenia, no sé si tomarme el siguiente tuit como una amenaza:
Lo que más me gusta es que su principal argumento contra mi es que soy un don nadie. Que tengo un blog de nada y que soy un crítico serio. En parte me alegro, porque si su principal defensa es que soy un don nadie y que soy un maleducado (me lo dice él, que se considera un odiador) algo estaré haciendo bien. Bueno, en lo de que estoy desinformado le voy a dar la razón. Pero también repito hasta la náusea que este es un blog de humor, no pretende ser veraz y no quiero que nadie piense que lo que yo digo aquí es LA verdad. Es humor, pero imagino que Toni García Ramón piensa que Hitler fue sustituido por un peluquero y que El gran dictador es un biopic. Bueno, a saber lo que piensa, como se ha visto en esta entrada, puede pensar tanto una cosa como la contraria.

Les recomiendo que lean toda la colección de tuits que me dedica. Se enorgullece de tener un troll, pero siendo justos a lo que pasa en este blog, en todo caso seré el troll de Carlos Boyero. Toni solo es una víctima colateral, por eso que es uno de los aprendices que el extravagante dúo de Boyero & Hermoso tienen en su diario, enseñándoles su método de análisis crítico. O quizás está tan mimetizado con Boyero (ya saben de sus vaivenes psicológicos) que se considera la misma persona que él. Ojo Carlos, que quizás llegas un día a casa y te encuentras a Toni García Ramón disfrazado para parecerse a ti, cual Norman Bates. En fin, como yo en el fondo no le deseo ningún mal a Toni García Ramón, para que no se diga que miente (aunque sea su principal cometido cada vez que escribe), le regalo esta entrada, para que pueda decir que le atacan y que tiene trolls.

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Mientras, su colega Gregorio Belinchón sigue con su labor. Aquí va la serie de tuits:
Esto no era verdad, porque Diego Quemada-Diez es español, por mucho que su película sea mexicana. No solo es español, sino que está en una de las secciones competitivas, no como Galán, que todos sabemos por qué está ahí. No tardaron en recordarle esto a Belinchón, que en seguida rectificó:
Hubiera sido mejor no tratar de arreglarlo especificando. Parece que Diego Galán vale más por ser español-español y el otro como es español-mexicano, pues bah, qué más da. Supongo que si algún día se estrena ya se encargará Javier Ocaña de darle su merecido con una crítica, como el año pasado le pasó a Antonio Méndez Esparza, compitiendo en la Semana de la Crítica pese a los esfuerzos de El País y el resto de medios por ningunearle.

Se debía sentir mal Belinchón, porque al día siguiente volvió a otorgarle la nacionalidad completa al burgalés Quemada-Díez:
Es admirable cómo la película pasa de no existir a ser soberbia y dirigida por el español del día. En todo caso, hay que darle cierto crédito, porque al menos ha tenido la dignididad de dejar los viejos tuits.

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Aquí les traigo un libro que no deberían dejar de comprar. ¡Una recopilación de los chats de Carlos Boyero de su época de El Mundo! Miren la portada con la pose chulesca del crítico, la corbata suelta y fumando el cigarrito... ¡rebelde!¡Héroe! El libro sólo cuesta 17 euros, no sé a qué esperan. Ya sé que se puede consultar gratis en internet, pero ¿qué hay de la ventaja de tener la dulce prosa de Boyero recogida en un volumen? Eso no tiene precio.

Pero mejor aún hagan un poco de scroll y fíjense en las opciones que dan para adquirir el libro de Boyero junto a otro. A ver qué obras y autores afines a Boyero recomiendan. Yo se lo digo: Carlos Herrera, Federico Jiménez Losantos y César Vidal. ¡Cómo lo han calado! En fin, todo el periodismo basura juntito (aunque imagino que a Herrera al lado de los otros tres ogros habría que salvarlo), para que no se pierdan. Sí, ya sé que los juntan porque todos los libros pertenecen al género recopilación de chats (un género que debería darle vergüenza al que lo inventó), pero la coincidencia es cuando menos curiosa. Boyero-Losantos-Vidal. Santísima Trinidad. Si Toni García Ramón quiere entrar en este selecto grupo, aparte de comenzar chats semanales con sus fans, tendría que llamar nazi a algún enemigo suyo. Pero no a mi, claro, a alguien conocido y que pueda denunciarle.

Si siguen hacia el final de la página podrán leer la única opinión vertida al respecto del libro. «Uno de los personajes más singulares, extravagantes y geniales del panorama cultural español». Una pena que firme como Anónimo, lo que dice que podría ser cualquiera. El propio Boyero. O, uniendo cabos, el director de La mula.

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Otra cosa no, pero al menos a Luis Martínez hay que reconocerle su habilidad para los titulares con gancho.

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Por darme un poco de publicidad y vean que no solo insulto, un artículo que escribí para A Cuarta parede sobre el emule, y la cinefilia que nació alrededor de él. Gracias a internet y el emule nos pudimos liberar de toda la desinformación y mentiras que nos vendía el mercado, con la indispensable ayuda de sus matones en los medios de comunicación.

Sobre el agradable comentario que me dedica un lector ya hablaré en la próxima entrada.

4 comentarios:

  1. Yo no sé por qué sigues creyendo que tienes un blog de humor, Miguel. Una cosa es que hagas gracias en comentarios sobre lo que te encuentras, y otra es rebuscar en archivos a lo Raúl Pedraz para lanzar piedras a quien no te gusta. Relajando el tono de vez en cuando para respirar y convencerte de que esto es solo humor, y humor hay, pero vuelves a la carga con un escrutinio enfermizo.

    No sé, yo seguramente pierdo el tiempo más que tú, pero me daría pereza invertir tanto en toda esta gente. Gente que también me parece que tienen demasiado margen de mejora para escribir donde escriben, pero que no me molestan salvo casos puntuales.

    Claro que si me hicieras caso dejarías el blog, y siempre me entero de otras cosillas de interés.

    P.S. Releyendo este mensaje veo que puede interpretarse exactamente como yo interpreto tus entradas... Solo que sin humor, que no sé cómo se hace.

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    1. Creo que hay entradas de todo tipo. Si le he dedicado tantas a Boyero últimamente es porque de vez en cuando hay que ver qué se cuece por El País. Esta entrada especial iba a ser parte de otra más grande, si la he alargado y la he publicado sola ha sido por la actitud chulesca y agresiva del tal Toni García Ramón, ayer muy sobrado en twitter mientras sus admiradores le aplaudían. Le dije que le haría una entrada y se la hice. Él ayer se mostró muy desafiante, pero hoy parece que cambió de opinión y me mandó a freír espárragos.

      Yo creo que estos críticos tienen muchos seguidores que lo son por desidia, así que creo que es bueno tener una actitud crítica y cortarles las alas cuando se lo creen mucho. Rebusco en los archivos porque si no lo hiciera me dirían que me lo invento todo. Yo lo que digo quiero que al menos tenga una base.

      Y esto yo creo que es humor porque evidentemente no pienso que Toni García Ramón tenga problemas psicológicos. Lo veo un poco como realizar una caricatura. Como cuando en los guiñoles Gallardón salía como el perrito faldero de Aznar o Trillo iba vestido de militar seguido de la cabra de la legión. ¿Era o no era humor? Yo creo que sí, aunque también tenía un objetivo crítico. Como esto. Lo que no es es insulto fácil. No es "Toni García Ramón es un nazi catalán" en letras capitales, como hizo Boyero. Esa es la diferencia entre lo que hago yo y lo que hacen ellos. Ellos además utilizando el espacio dedicado para las películas. Dedican un espacio en el que deben (deben, porque son profesionales) dar información para sus vendettas y fobias personales.

      ¿No merece la pena criticar eso? Bueno, es opinable. Yo creo que sí, porque yo cuando era pequeño leía El País buscando las críticas a ver qué decían e imagino que hoy en dia mucha gente hace igual, por mucho que haya internet. A lo mejor alguien piensa que Toni García Ramón es lo mejor del mundo, y busca su nombre en internet y se encuentra con esto... y no digo que le convenza (no quiero convencer a nadie), pero quizás si pase a tener una actitud más crítica. Esa es mi opinión.

      Gracias por expresar la tuya.

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  2. Es una actitud extrañamente corriente... la del que para con la literatura, las artes plásticas y la música nunca se olvida de la "transgresión" y la "vanguardia" pero para con el cine no acepta de ninguna manera algo que se aleje de sus estándares convencionales. Me produce mucha curiosidad porque no se me ocurre a qué se debe. A tópicos extendidos, supongo.

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    1. Gracias por comentar. Yo creo que es algo relacionado con la educación. Un libro requiere esfuerzo, la literatura capacidad de abstracción, pero si el cine no te agarra del cuello y te mete en un agujero de gusano durante dos horas, es que no merece la pena. Curiosamente, hay muchos casos donde críticos de otras especializades se acercan al cine y lo hacen mucho mejor que los críticos de este medio. Hace un tiempo, a propósito de un documental musical de Scorsese, en El País juntaron a Boyero y a Manrique. El segundo le dio un repaso en todos los temas cinematográficos al crítico estrella.

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