martes, 23 de abril de 2013

Aupa Calparsoro


Con este pedazo reparto, ¿quién necesita marketing?

Daniel Calparsoro sigue dejando perlas en su visita a Málaga. Esto no lo reprodujeron otros medios, quizás por respeto hacia el director, o hacia el lector/espectador. Por suerte, La Razón sí se hace eco: «No pretende ser americana. Son personajes que conocemos, rodada en Madrid, con dilemas españoles de este momento. Tiene escenas de acción, pero es mucho más que eso: tiene un carácter latino muy fuerte. Se aleja del americano en el sentido de que el protagonista lo deja todo por disfrutar de un momento, que es también una cosa muy española. En mi opinión, nuestra capacidad de disfrutar es lo que nos salva cuando da la impresión de que nos han robado el futuro».

Con Isabel Coixet me pasa un poco lo mismo que con Calparsoro. Su actitud ha sobrepasado de tal manera el delirio que ya entran en la categoría de punk. Merecen cierto respeto e incluso admiración por ese desprecio suicida hacia el marketing. Ojo a esta entrevista para Vanity Fair. Si Coixet les parece un coñazo, lean al menos la respuesta a la última pregunta.

Sin salir de Vanity Fair ni del festival de Málaga, en este reportaje sobre Alejandra Frade se resuelve el misterio. El segundo director contratado para acabar el rodaje de La mula fue Sébastien Grousset, director de spots publicitarios. Mi gozo en un pozo, Mario Casas no podrá estrenarse como director. No sé por qué no firma Grousset, imagino que eso le supondría a la productora más batallas legales con el primer director fugado.

Toda el artículo es un poco disimulado publirreportaje sobre el film, donde el redactor está metiendo continuamente la pata y luego intentando salir del entuerto. Vean la descripción que hace: «‘La mula’ es una película muy bonita y muy triste, una historia guerracivilesca con un protagonista absoluto, Mario Casas, un tipo humilde y de buen corazón que juega en el bando nacionalista y que habla andaluz y que, en un momento dado, tendrá que elegir entre la estúpida vanidad de los héroes o la vida en la que cree». Eso de «la vida en la que cree» da mucho miedo. ¿Y qué me dicen de lo de «hablar andaluz»? Luego el resto del artículo consiste en intentar decirle a los lectores «urbanos, modernos y desenfadados» (prometo que esto saldrá en todos los posts de este blog) de Vanity Fair que no es una película franquista. Pero ya han dejado caer la sombra de la sospecha.

Y fíjense que cuando hablan de los posibles seguidores de la película, siempre hablan de las fans, así en femenino. Estrategias de mercado.

Con Radford se pone poético y empieza a hacer periodismo-ficción: «quizás, quién sabe, algún día, algún año, la fuerza transformadora del paso del tiempo haga que vea la película terminada en una sala oscura y piense: “Estoy orgulloso. Y me alegro que saliera adelante”». Da para un libro de Javier Cercas.

-

Supongo que de mis comentarios se deduce que el Festival de Málaga no me gusta nada. Quiero aclarar que lo que no me gusta es la propia definición del festival, el baremo de selección y la hipocresía que mueve todo. Las películas, mejores o peores, suelen (digo suelen, luego verán por qué) ser inocentes. No sé, Isabel Coixet, a mi no me interesa mucho, pero ella ha sabido hacerse hueco en un mundo en el que era sistemáticamente despreciada y ridiculizada por su imagen. Bueno, sus películas tampoco ayudaban, pero no sé, tampoco me parece tan grave. Ha intentado hacer una carrera cinematográfica constante, lo que también es de apreciar. Piensen en cuanto tiempo pasa de una película de Amenábar o Aranoa a la siguiente... En cuanto a Casting es una película pequeña que no parece tener mucha ambición. En la sección oficial de Cannes seguro que se verán películas peores. Y en Donosti, ni les digo. Y Combustión, pues hombre, vale, es la película que es, pero no me digan que a lo largo de estos posts no le han cogido cariño. Vuelvan a leer las declaraciones suicidas de más arriba. Yo creo que la voy a ir a ver, como homenaje al cine español que desaparece.

A mi esas cosas no me duelen. Lo que me duelen son burradas como Somos gente honrada, el intento de Andreu Buenafuente por capitalizar el éxito de su factoria de humor. Ya saben cómo funciona el capitalismo: si una cosa tiene éxito, sea cual sea, se hacen camisetas, muñecos articulados, menús en restaurantes de comida rápida, películas, videojuegos, etc... Esto pasa con este cómico (sí, lo voy a repetir) «urbano, moderno y desenfadado» que creó pequeños clones que luego se fueron reproduciendo con mayor o menor éxito (de audiencia) por diferentes canales de televisión.

La historia de Buenafuente ya la saben. Triunfó en Catalunya y luego fichó por A3, donde volvió a triunfar con ocurrencias como el troll aquel que mandó a Eurovisión. Luego se fue a laSexta, porque su productora (El Terrat) era parte del accionariado principal, pero sufrió la misma suerte que el resto de la cadena. Durante sus años de independencia, laSexta y su periódico amigo, Público (ambos paridos por ese ser siniestro llamado Jaume Roures), fueron la avanzadilla de esa izquierda neoliberal que tenía orgasmos democráticos (sí, ya saben que video es, así que allá ustedes si pinchan) con Zapatero, el presidente que empezó bien, pero pronto decía cosas como que bajar los impuestos era de izquierdas, y subirlos también. Cuando el presidente cayó en desgracia, sus medios afines lo hicieron con él, y El Terrat volvió a aliarse con A3, una cadena que destaca por su progresismo y su catalanismo (#mentira).

Ya ven, parezco Boyero. El problema de Buenafuente es que le han creado un halo de intelectualidad injustificable que incluso llevó al grupo Prisa a iniciar una campaña disparatada para convertirle en «nuestro» Beppe Grillo. Aquí tienen enlaces de la SER y de El País (en el añadido). Sí, entre risitas y negándolo todo (eran «otros» quienes lo sugerían, ya, ya), pero lo dicen.

Unidos de nuevo A3 y El Terrat, ahora se presenta en Málaga la película producida por el famoso cómico aspirante a todo. Acuérdense que ayer decían aquello de «quien paga, manda». Ya tienen montada la operación de merchandising. Habrá muchas referencias a la crisis, mucho buen rollito y tendrá a críticos babosos (vean el video del enlace de Diario SUR que hay más arriba) dando palmas. Algo parecido a esto, no lo duden.

Fue la única película a concurso en el día de hoy. «Quien paga, manda», no hay que distraer.

-

El Confidencial es uno de los muchos diarios que hay en internet que se dedican a echar mierda sobre las personas y vivir del sensacionalismo. Ahí donde puede haber una noticia impactante o algún personaje polémico, allí están ellos. De ahí que publiquen esta entrevista con Willy Toledo, ese actor que personifica todos los males del cine español, especialmente en su vertiente social. Está en Málaga presentando Diamantes negros, sobre el tráfico de menores en el fútbol.

Con todo lo que nos pueda parecer el personaje, yo creo que la entrevista está bastante bien y las declaraciones son justas y mesuradas. Eso sí, siendo un poco malo, se le puede buscar el doble rasero. Vean lo que dice sobre la película: «dentro del mercado internacional de seres humanos hay una parcela que es el tráfico de menores, que supuestamente llegan a Europa con las falsas promesas de jugar en el Real Madrid o el Inter de Milán». Y luego más abajo, hablando de la realización de la película: «el único club que se ha mostrado favorable a colaborar ha sido el Atlético de Madrid. No sé si el señor Enrique Cerezo sabía de lo que iba la película. Pero desde luego han puesto todas las facilidades como no podía ser de otra manera con el glorioso Atletico de Madrid». Ay, Willy, Willy, el compromiso social es importante, pero los colores son los colores. El «glorioso» Atlético es ese equipo que se ha convertido en una agencia de tráfico de jugadores para ganar dinero a base de comisiones.

-

Darle un premio a Oti y entrar en quiebra. Hechos seguramente no relacionados.

Reconozco que el crítico de ABC, Oti Rodríguez Marchante, merece una entrada propia, donde se analice su estilo decadente y desapasionado, sus crónicas en las que, al igual que Boyero, se autoproclama adalid de la libertad de expresión para justificar su desprecio a los lectores y a todos los que no piensan como él. Mientras no llega ese día, aquí les dejo una nueva dosis de humor en la última entrada de su blog, donde analiza la selección de películas a concurso en Cannes. Bajo el título Grandísimo Cannes, este pizpireto corresponsal escribe mal buena parte de los títulos e incluso el nombre de algún director («Sophia» Coppola). Resulta curioso también que utilice una foto de The Great Gatsby, la película de Baz Luhrmann que inaugura el certamen, y luego no la incluya entre su lista de predilectas (ni siquiera la cita). Lo peor de todo no es su ignorancia y dejadez, sino que encima se siente orgulloso. Lean con que rencor ataca a los que le pedimos un mínimo de profesionalidad: «llegados a este punto, me doy cuenta de que debería borrar todo lo escrito y volverlo a escribir de nuevo con un poco más de cabeza, rigor, criterio y todas esas cosas que se supone que debe tener un tipo al que le pagan por esto. No lo borro, pero voy a reflexionar sobre ello». Lo ideal sería que reflexionase tu jefe.

No me olvido tampoco de la siguiente línea a propósito de The Bling Ring, de Coppola: «me mosquea un poco que no esté en la Sección Oficial, sino en la de Una Cierta Mirada». ¡Qué horror! ¡Las secciones paralelas! Señores del festival de Cannes, compadézcanse de Oti y Boyero, no les obliguen a acudir a las secciones paralelas. La de comidas que se perderán, como lágrimas en la lluvia.

Dicen que los de la generación ni-ni son (somos) unos malcriados. ¿Qué habría que decir de estos juntaletras, que ven nazismo cultural y enemigos detrás de cada esquina, a los que sus jefes jamás exigieron un mínimo de profesionalidad?

-

La cinemateca francesa homenajea a Jean-Claude Biette con motivo de los diez años de su fallecimiento. En España no se sabe ni quien es. Yo reconozco que no he visto ninguna de sus películas ya que no domino el francés y, pese a los consejos de Rivette, todavía tengo reparos a ver el cine sin entender el idioma en el que están realizadas (aunque el idioma real sea la puesta en escena). Como crítico era fantástico, aunque también es difícil encontrar sus piezas. En las antologías de Cahiers du Cinéma editadas por Paidós ya hace muchos años hay un texto imprescindible a propósito de la muerte de su amigo y compañero de generación Serge Daney.

Que se haya sepultado toda una generación de cineastas franceses (Biette, Vecchiali, Guiguet, etc...) es casi un crimen. En España, que está llena de programadores y de festivales de cine europeo (Sevilla, Compostela, Segovia), nadie parece haberse movido mucho... Si ustedes sí saben francés y quieren descubrir a Biette, pero no pueden acudir al pase de la cinemateca francesa, quizás les interese este número monográfico de la legendaria revista Trafic, creada por Biette y Serge Daney, y hoy dirigida por otros nombres legendarios como Raymond Bellour y Sylvie Pierre.

-

No me voy de Francia, porque se ha desvelado la programación de la Quincena de los Realizadores de Cannes. Finalmente parece que ni Godard ni Jarmusch tenían preparada sus películas, porque de lo contrario es un auténtico disparate (salvo que hubieran hecho la cosa más banal y pueril de la historia, cosa que tras décadas de carrera es cuestionable). Yo lo que veo leyendo la lista de nombres es que la QR se ha convertido en un mundial sub-23 o algo así, en la NCAA del festival de Cannes, donde los directores se postulan para acceder a categorías mayores. Este artículo que he cazado al vuelo introduce la Quinzena como esa sección en la que empezó Haneke.

En sus mejores años, no fue eso, sino que servía para dar espacio a directores que, por miedo de la dirección a que fueran demasiado experimentales o radicales para mucha prensa más bien conservadora, tenían casi vetada la sección oficial. La Quincena se abrió en 1969, tras la convulsa edición del 68, y en ella concursaron directores no precisamente debutantes o de primeras películas como Bresson, Oshima, Godard, Brakhage, Jancsó, Herzog o Makavejev. En el facebook de la revista Lumière se hace un seguimiento a los años de gloria. Comparen con la actual.

Esto es el capitalismo, que es voraz. En 1968 se criticaba el poco riesgo del festival, la mercantilización de las películas, y se creó una sección donde importaban los autores, las innovaciones y aquello que el mercado jamás ampararía. Ahora mismo no es más que una segunda división, donde los cachorros esperan su turno para empezar a jugar en la liga de los mayores.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, yo veo a esta sección más motivadora que la oficial, que es únicamente una selección de grandes preestrenos.

-
Muchos hemos vivido escenas así, aunque la chica no fuese Aura Garrido.

Vista Los ilusos, me ha parecido mejor que su primera película. Sigo creyendo que su principal problema es que es algo contradictoria. No es algo malo de por sí, y me imagino que se debe a las dudas creativas que tendrá el director, pero la sensación que tengo es que sus mejores momentos son aquellos donde la película filma a los personajes y al drama de manera directa. Cuando se cree lo que cuenta. Y las partes que no me gustan nada son aquellas donde el propio director reflexiona en voz en off y todas esas escenas con claquetas y micrófonos, significando el rodaje de la propia película. La cita a Garrel y a esa maravilla llamada Elle a passé tant d'heures sous les sunlights (una de mis películas favoritas) está clara. Pero mientras en el director francés todo parecía estar a un mismo nivel, movido por el drama terrible de un director y su generación, en la película de Trueba hay una diferenciación demasiado clara entre los distintos niveles y en general es bastante dispersa, como que no tiene un objetivo claro, más allá de detalles aquí y allá.

Yo me identifico bastante con esos detalles. Con esas noches viendo películas en el ordenador, esa decepción al ver los cines llenándose de producciones en bluray, esos momentos donde estás hablando con alguien de una película y simplemente te da la razón por continuar la conversación, como si no te estuviera entendiendo... Y creo que está muy bien filmada. Quizás no tanto toda esa serie de primeros planos, muy cercanos a Garrel y sin un objetivo claro (aunque por supuesto, son agradables de contemplar), por eso de que la película de Trueba habla de la dificultad de encontrar un sentido a tu propia historia. Me gustan más los paseos por Madrid. Hay un momento especialmente bello donde el protagonista camina solitario por la ciudad y el director lo filma a través de sucesivas panorámicas encadenadas. Esa manera de filmar los bares, de tratar de filmar un Madrid autóctono, lejos de esa ciudad neutra, que podría ser cualquiera, que vemos siempre en el cine español. O esas dos escenas de despedida en el metro con esa mujer que quizás no vuelva a aparecer.

Si la presencia de la luminosa Barbara Lennie me parecía lo mejor de Todas las canciones hablan de mi, Aura Garrido no le anda lejos en Los ilusos. Más sorprendente este último caso, porque Lennie era una actriz que siempre transmite buenas sensaciones, la protagonista de este último trabajo viene de la tan cuestionable cantera televisiva, de teleseries de Antena 3 y Telecinco, con todo lo que ello conlleva. Pero creo que hace mucho más que estar guapa (lo que no es poco). Tiene una forma de afrontar los diálogos, de declaramarlos con una naturalidad que yo pocas veces he visto en el cine español, y del que carecen el resto de actrices de la película. No sé si se debe también (seguro que sí) a las indicaciones del director. Un trabajo excelente que se suma a su gran actuación en la gala de inauguración del festival de Málaga. A seguir.

Mi opinión es que Jonás Trueba tiene que liberarse de muchas influencias. De la generación de sus padres (la película está dedicada a su padre). También de sus propios compañeros de generación. Ya comenté que a mi todo ese tema del director hablando de su propia película (ese «ahora voy a filmar un plano del cielo de Madrid») son cosas que no me gustan nada y me recuerdan a Los materiales, un filme de Los Hijos que me parece muy malo, aunque al menos la película de Trueba no tiene esa inútil pose fanfarrona. O quizás es que simplemente lo que me atrae de la película es esa conexión con Garrel, quizás también con Rozier, incluso con Truffaut, y alguno más que no conozco lo suficiente o no me viene a la cabeza ahora mismo.

Creo que es una película que merece la pena. Ya les dije que se puede ver en Filmin. No sé si es provisional o ya es una película de catálogo. Yo creo que por tres euros merece la pena. Siempre le pueden pasar el password a un amigo después de verla y compartir gastos. Da para tres o cuatro noches.

-

En El Mundo me encuentro esta escueta nota (de la agencia EFE) con unas declaraciones de Luis Miñarro sobre el cierre de Alta Films (bien escrito). El heroico productor catalán pone sobre la mesa una idea en la que nadie parecía haber reparado: «entre el precio de la entrada, la subida del IVA, la piratería y el cambio de costumbres de toda una generación que no va a acceder al cine, entre otras razones, porque no trabajan y no tienen ingresos, pues ya me dirás». Efectivamente, en este tránsito hacia un nuevo feudalismo al que nos lleva el Partido Popular, el espectador desaparece. Todo entra dentro de su estrategia, claro.

Lean los comentarios a la noticia y miren qué clase de lectores tiene El Mundo. Ese es el abono que dejó Boyero y la política cultural que defiende el periódico siempre que puede.

-

El próximo 26 de abril llega a España la revista Sofilm. En ella colaboran amigos y conocidos, así que es probable que la compre. Pese a su abominable portada. Mickey Rourke ya es de por sí un perfecto ejemplo de los horrores del diseño gráfico aplicado a humanos. Encima esa pose chulesca y el diseño hipster general echa mucho para atrás. Los contenidos -quitando lo del propio Rourke- parecen originales y no basados en el típico aprovechamiento de estrellas, entrevistas exclusivas de medios como Fotogramas, Cinemanía y esas revistas que hablan un poquito de todo, tipo Vanity Fair.

No es el tipo de revista que a mi me interesa, pero en fin, puede ser la lectura de váter más digna de los kioskos a poco que se esfuerce algo. Tampoco se crean mucho lo que digo, es posible que les haga la recomendación porque tengo amigos ahí. Decidan ustedes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hay una estricta moderación de comentarios, así que si vienes a insultar al menos hazlo desarrollando un argumento.