miércoles, 24 de abril de 2013

Ansón y otros cinéfilos del montón

¡Para que luego digáis que El Mundo no defiende la cultura! ¡Titiriteros!
Aparece hoy en El Cultural de El Mundo una interesante entrada del blog de Carlos Reviriego sobre el tema de la vergonzosa política cultural del gobierno, particularmente en lo que se refiere al cine. Interesante por su existencia en un periódico que maltrata sistemáticamente a la información cultural, tanto que poco a poco la va recluyendo en esta revista que hay que pagar aparte. No sea que sus lectores más fanáticos se enfaden. Son necesarios trabajos como este, para que no todo sea un páramo informativo. Sin embargo, yo creo que Reviriego confunde algunas cosas. Aquí dice: «La cultura se está convirtiendo en una ocupación de diletantes, y no de profesionales, algo que quizá algunas fuerzas ideológicas realmente desean». Es cierto que se está convirtiendo en una ocupación de diletantes. Y también es cierto que es lo que desean algunas fuerzas ideológicas (el periódico en el que está escribiendo), pero yo no creo que lo contrario al diletantismo sea la «profesionalización», que lleva añadido el matiz industrial. Luego dice algo con lo que estoy muy de acuerdo: «de la necesaria protección de una actividad que por definición no debe colocar el “rendimiento económico” en sus objetivos prioritarios, sino otro tipo de rendimientos más importantes (sociales, históricos, culturales)». Pero yo creo que el problema de fondo está en pensar la cultura como una industria. Lo industrial es muy peligroso, porque conlleva una parte cultural y también una parte empresarial, que consiste no solo en sobrevivir, sino en obtener beneficios. Y el problema de muchos de los grandes (entrecomillen esto todo lo que quieran) productores españoles es que están intentando salvar el trabajo de todas sus pseudo-estrellas salidas de la televisión y de todas la endogámica familia del cine español. No el trabajo de técnicos y toda clase de trabajadores anónimos que cada vez están más cerca de la precariedad. Dudo que los productores y los actores que cada poco aparecen en los Goya se queden sin trabajo, pero los oficinistas, proyeccionistas, redactores y otro staff de Alta Films, ¿qué sera de ellos? ¿Hablamos de ellos cuando hablamos de industria? Es algo que habría que dejar claro.

Luego el texto habla de la desprotección del cine español y europeo ante el gigante americano: «se avanzará hacia una liberalización casi total de las relaciones comerciales entre ambos continentes, creando una zona de libre comercio sin reglas ni distinciones ni políticas de protección. Esto es, el cine europeo tendrá que competir en igualdad de condiciones frente al cine norteamericano. Y todos sabemos , hasta los que no quieran verlo, que lo de la “igualdad” es una gran mentira». Y de nuevo se olvida de para qué periódico escribe. Por ejemplo, lean este extracto de la descripción del blog: «comenta semanalmente el imparable fenómeno de las series de televisión y otros asuntos audiovisuales». Las series de televisión y otras cosas. Series que imagino que no serán Cuéntame, Gran reserva o cualquiera de las cosas que producen Antena 3 y Telecinco. Si hacemos un repaso a entradas anteriores, nos encontramos con American Horror Story, Enlightened, Black Mirror, Fringe, etc... Ya saben, los medios de comunicación no tienen la culpa de este totalitarismo audiovisual norteamericano que vivimos. La mayoría de series que analiza supongo que lo hace tras habérselas descargado de internet, porque muchas aún no han sido estrenadas en ningún canal español. Eso o saltándose la georestricción mediante proxy, lo que tampoco es muy respetable. Con esto no quiero hacer un alegato contra la piratería, sino ejemplificar que a un crítico, cuando realmente le interesa, sí que genera demanda. ¿Por qué las revistas de cine no hablan de Straub, de Oliveira, de Lav Díaz, de Wyborny, de Jon Jost y de tantos otros? Te dirán que es porque esas películas no se estrenan en nuestro país, y claro, tienen que hablar de lo que se estrena en los cines. Pero en cuanto se estrena una serie en EEUU, tendrás a un montón de críticos abalanzándose sobre ella, a ver quién es el primero que dice algo genial. Todo el mundo se puede descargar las series, claro. Pero también todo el mundo se puede descargar la última película de Lav Díaz, el HDTV de la última de Oliveira y tantas otras que me dejo. Esto tampoco quiere ser un alegato contra las series. Yo veo series de televisión. Lo que me molesta es el doble rasero. En Caimán y en Dirigido tienen secciones de series, a las que les dedican más espacio que al que pueda tener cualquier película que no estrene en nuestro pais. ¿Por qué?

Reviriego critica «las vergonzosas compras de TVE, que limosnea al cine español y europeo mientras se gasta 800.000 euros (de nuestros impuestos) en la compra de derechos de emisión de un filme tan rematadamente malo como la versión de Ultimátum a la Tierra dirigida por Scott Derrikson», pero no las vergonzosas apuestas por un cine declaradamente comercial de los medios de este país que dicen defender la cultura.

Me he liado. Yo no traía aquí este texto para zurrar a Reviriego (que no se lo merece, porque al menos tiene la decencia de incluir en su blog de series otros contenidos que sí podrían apoyar sus argumentaciones), sino por una cita que realiza al principio. Ni más ni menos que a Luis María Ansón. La cita incluye un enlace que nos lleva al artículo original de este ilustre periodista. El texto es perfecto para los objetivos de este blog. Una demostración de orgullo patriótico, de cruzarse ante la bandera, más que de cultura. Empieza así: «España se mueve entre los puestos 12 ó 14 del mundo como potencia económica. Como potencia cultural, entre el tercero o el cuarto, y si sumamos el área del idioma español disputaría el lugar de cabeza al ámbito sajón». ¡Maldito Rajoy, heredero de Felipe III, postrándose ante la pérfida Albión! ¡Dónde estaría España, la España orgullosa, la España conquistadora, la España de los tres mil años, con los gobernantes adecuados!

A Ansón siempre le ha gustado estar rodeado de intelectuales.

Vean que solo habla del IVA. De que el impuesto es muy alto. Parece que bajando el impuesto arreglamos todo. Antes de la subida del IVA, la cultura en España iba de maravilla. Las salas de cine estaban siempre llenas. Nada de esto es verdad, pero es el discurso liberal-derechil que tiene que defender este hombre. Llega al éxtasis cuando cita a Albert Boadella: «Las revistas porno tienen el 3% de IVA y representar a Lope de Vega, el 21%». El dato en sí es una vergüenza, pero también hay que ver de qué boca sale. No olviden que Luis María Ansón no se hizo famoso en los hogares españoles por su trabajo periodístico, ni mucho menos por su labor poética, sino por ser presidente y jurado del concurso Miss España, imagen mejor que ninguna otra de los años del derroche, del pufo inmobiliario y de la corrupción urbanística y no urbanística. Aquellos veranos con Ansón en las poblaciones costeras más golpeadas por el ladrillo (Marina D'Or entre ellas) viendo chicas en bikini... Inolvidable...

A su vez, Ansón cita a su alumno Pedro J. Ramírez, aunque en determinados aspectos, como su facultad para arrimarse al poder y hacer de bufón de este, podemos decir que el alumno ha superado al maestro (vean la foto, llena de cinismo, que encabeza esta entrada). Hice el ademán de ponerme a buscar el texto de este último, pero si me pongo a analizar un artículo de Pedro Jota creo que perdería los pocos lectores que tengo. Por perder, perdería hasta la cordura.

Siguiendo con Ansón, al final considera que le sale un artículo demasiado duro contra sus amigotes de la derecha, y tras reflexionar, añade: «Sería injusto no reconocer las cualidades del presidente del Gobierno y sus aciertos en política exterior». Toma ya.

De regalo les dejo este ejemplo de Ansón metido a poético crítico de cine. Si tienen que ir al hospital debido a las intensas convulsiones (¿gástricas?) que les provoca tanta emoción y tanta lírica, no me echen la culpa.



El otro día les hablaba de mi admiración ante ese periodismo local que no se plegaba ante la incomprensible política del festival de Málaga. Creo que fue una impresión equivocada. Cada medio tiene que plegarse ante las fuerzas de las que depende (o eso piensan ellos) su supervivencia. Por eso, El País y otros medios españoles hacen esas crónicas asépticas, donde todo parece bueno y, si es malo, se esconde como se pueda. Porque ellos responden ante ministros. Y ante grandes productores, que se la juegan con cada proyecto que presentan en el certamen. Sin embargo, los periódicos de Málaga pueden rajar lo que quieran del cine español, porque solo lo leerá el público local. Un ministro no lee La Opinión de Málaga. González Macho no lee Málaga Hoy. Pero sí que la lee el alcalde y el concejal de turno. Y ante esos sí que hay que vender el folclore de la belleza de la ciudad, de lo bueno que es el público y de la grandeza de sus gentes famosas.

Hoy se presentaba en Málaga La gran familia española, ese monstruo del que ya les he hablado, donde actores «urbanos, modernos y desenfadados» se van de boda el día de la final del mundial. Bueno, ni siquiera se presentaba. Era un avance de cinco minutos. Tiempo bastante aprovechable, por lo visto. El crítico de Málaga Hoy, Pablo Bujalance, que el otro día se crecía poniendo a caldo Combustión y toda esa hipocresía del cine español con sus espectadores, llega a decir (agárrense): «Si el cine es a menudo una cuestión de tándem, pocos han dado los resultados del que forman el realizador Daniel Sánchez Arévalo y el actor malagueño Antonio de la Torre en sólo tres películas». Con «pocos» supongo que se refiere a John Ford y John Wayne, a Roberto Rossellini e Ingrid Bergman, a Yasujiro Ozu y Chishu Ryu, Billy Wilder y Jack Lemmon, Sternberg y Dietrich, Walsh y Errol Flynn... y «pocos» más. Pero dejémonos de valoraciones y quédense con la palabra subrayada, que es la palabra clave. Malagueño. Ahí está. El cine español es una cosa, mala, fea, indigna. Pero mi pueblo es mi pueblo. Y cierra con esta sentencia: «Antonio de la Torre señaló que su personaje "tiene un recorrido muy bonito, culminado con la redención". Los tres minutos prometen. Ahora, toca esperar». Ya ven, ni eran cinco minutos. Pero esos tres, al menos, prometen.

No iba a decir nada de las declaraciones de Sánchez-Arévalo y su tropa, pero hay cosas que no se pueden dejar pasar. Hay que poner límites a la desvergüenza. Hablando del protagonista de la película, este autor imprescindible del cine español, dice: «él representa de alguna forma a la Selección Española que juega el mundial, a la España que no tiene miedo de hacer cosas, que se atreve a todo, que no se corta; sus hermanos mayores, sin embargo, representan a la España de cuartos». Parece que se estaba gustando en la rueda de prensa, y los palmeros hacían su trabajo, así que no paró: «el Goya al mejor actor revelación se lo darán a Andrés Iniesta por el gol a Holanda». Ahora vayan un par de posts atrás y lean a Adolfo Blanco, productor de Ayer no termina nunca, diciendo que la culpa era del fútbol. No solo es culpa del fútbol, sino que este ha devorado el cine y algunos encima lo disfrutan.

¡¡¡Sí, he ganado un Goya!!!


El chico para todo de El País, Gregorio Belinchón, llevaba ausente de Málaga un par de días. Mi idea fue que el anteriormente conocido como diario independiente de la mañana lo mandó a la ciudad andaluza el fin de semana y luego se lo trajo de nuevo a Madrid, para que hablase de lo que le gusta realmente, los estrenos de Hollywood, el cotilleo de las estrellas y las series de televisión (vean su twitter). Pero como les dije, ayer en el festival se presentaba una película producida por El Terrat, empresa de Buenafuente, a quien Prisa trató de convertir en líder del cambio social. No podía faltar, pues la imprescindible nota de Belinchón tratando el tema. Ya saben cómo funciona este grupo de comunicación (o empresarial, más bien) cuando se empeñan en vender un producto, te lo meten en la radio, en la tele o en el periódico como si fuera lo más. Normalmente les sale mal, pero lo de Buenafuente y su tropa, quizás como no fue una idea original suya, salió bien. Ahora hay que explotarlo.

A Málaga se acercó José Corbacho, que además de cómico gracioso y progresista, es también director, a medio camino entre el cine de costumbres y la denuncia social (en España suele ir unido). Así que a Belinchón le hace un mix de todos sus temas favoritos: «Dice que su amigo y coguionista Juan Cruz le abraza a whatsapps para ver cómo ve el ambiente para volver a codirigir. "Yo le respondo que lo veo bien, que puede que ya me perdonen mi comentario en los Goya sobre el IVA"». Sacando pecho de su valentía progresista, cuando este hombre tiene una teleserie sobre futbol llamada Pelotas (un título nada grosero) en la televisión pública ultra que ha montado el PP. En la gala de inauguración ya vimos a Aura Garrido haciendo algo parecido (diría que más arriesgado aún) y ya ven la repercusión que ha tenido. O ya veremos, porque la joven actriz aún tiene que pasear por la alfombra roja y quizás están esperando a ese momento para hacerle la ola.

Lo más curioso es que a esta comedieta llena de «gracia» y de colegueo, El País le dedica toda una entrada. ¿Se acuerdan de la película aquella con Willy Toledo sobre tráfico de menores en el fútbol? Busquen en el artículo del día en el que se presentaba algo más allá de la foto.

Aún no hay artículo de Belinchón sobre La gran familia española, pero promete.

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Cada periódico defiende su modelo de negocio. Su modelo de país. En El Mundo (ya ven, hoy le hago publicidad extra a Pedro Jota), como refleja muy bien esta noticia, liberalismo extremo y precariedad laboral. A mi el tema del crowdfunding me da escalofríos. Para pequeños productos o para que puedan tener financiación un nuevo realizador que no sea un enchufado, vale. Pero convertirlo en el centro de producción va a dar muchos problemas en el futuro. El primero que quienes acapararán el dinero de los internautas serán los que hagan más ruido: quienes tengan nombres conocidos en el equipo técnico y artístico. Y esa gente debería financiarse de otra manera, dejando esta vía para quienes realmente lo necesitan.

La película, aunque salga la nueva actriz favorita de este blog, Aura Garrido, tiene muy mala pinta. No tanto por su argumento y las imágenes, sino por esa descripción tan cursi y relamida que hace el cronista. Les podría hacer un resumen, pero eso echaría a perder la profunda poesía del conjunto. Lean todo a partir del título El amor en el abismo. Pongo las últimas líneas para que se animen: «El desenlace del filme dura un segundo, pero es el necesario producto final de la fricción de los personajes. Placas chocando. Formando montañas y abismos»

Vuelvo una vez más a Diamantes negros porque encuentro una revelación que seguramente se le escapó al corrector y razón principal por la que no se nombraba en El País. Miren lo que dice el director: «acudí a diarios deportivos y a representantes pero no quisieron hablar». Si no lo saben, el Marca pertenece al mismo grupo que El Mundo y el AS es de Prisa. A saber lo que están callando. A ver si cuando Iniesta gane el Goya dice algo en el discurso.

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Del crítico de La Opinión de Málaga, Víctor A. Gómez destaco su opinión sobre Somos gente honrada, el invento de Buenafuente y Corbacho con el que ya me despaché ayer, de la que dice que «hay mucha ética de barrio y una canción de Estopa» y también, peor aún, «que este material habría dado para mucho más en manos de cineastas con menos ganas de filmar una lección de moral y dignidad de la clase media». Lean también el último párrafo porque dice bastante de la humildad de este crítico y de los problemas generales de la crítica de cine (esto lo digo sin ironía)

De sus pildoritas festivaleras destaco esta, donde se hace eco del ciclo retrospectivo de Jess Franco, de las declaraciones de Willy Toledo llamando analfabeto a José Ignacio Wert («las metas culturales del ministro son el Opus Dei, Jesucristo, la Iglesia, los bancos y sus amiguetes que se van a llevar los beneficios de esta privatización constante que se está aplicando a la cultura») y, por encima de todo, esa parte donde dice «Fernando no es el único Méndez Leite». Para el que no lo conozca, este hombre ha hecho un poquito de todo: crítico de cine, profesor, realizador televisivo (y cinematográfico), director del ICAA y ahora tiene un puesto en el festival de Málaga. Vamos, que si hay que hablar de los males del cine español, este no puede mirar para otro lado. Pero hoy no se trata de él, sino que en esa tradición tan española, ya está metiendo a su hija en el negocio familiar. Me gusta eso de «una de las promesas de la actuación de nuestro país», cuando no hay registro alguno de sus actuaciones ni en teatro ni en cine (más allá de figurar de niña en algunos trabajos de su padre). Quizás Gómez conoce muy bien el cine español y sabe de lo que habla. Remata con «Por cierto, es mucho más guapa que su padre» y pone una foto para acreditarlo en la que sale ella acompañada de Alberto Ammann, Carlos Bardem y la novia de este último. Les dejo la prueba aquí abajo...


La persona con más talento en esta foto seguramente sea la primera por la derecha
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Antes vieron a Ansón haciendo de crítico de cine. Bueno, Ansón, veterano y venerado (según para quien) periodista, miembro de la Real Academia Española (ocupando el sillón ñ, ni más ni menos), se podría llegar a pensar que tiene suficiente recorrido como para opinar. Cuestionable, pero vale, se lo acepto en el supuesto de tener una audiencia pro-Ansón. Pero lo cierto es que la actitud de este periodista es reproducible en todos sus compañeros de profesión. Todo periodista parece tener una autoridad moral increíble para hablar de cine con palabras pomposas. Nadie sabe más de cine, porque los periodistas saben mucho de todo.

Especialmente preocupante es el caso de los periódicos locales, donde siempre se reproduce este especimen. Esa gente que tiene una columna de opinión diaria o semanal en los periódicos de su ciudad y que muy de cuando en cuando dedican una entrada al cine. Algunos incluso se lanzan al análisis poético a lo Ansón, pero la mayoría prefieren hablar de datos, sensaciones, tendencias y todas esas cosas que como periodistas conocen tan bien. El argumento principal es que el público (la masa ignorante, para ellos) no le gusta el cine español, porque es malo y está demasiado asociado a fuerzas políticas de izquierda. Y viven del mamoneo y la subvención. ¿A que les suena? En todos los diarios hacen el mismo análisis y tienen las mismas soluciones. Seguro que también citarán a Hitchcock, a Wilder y a Ford, como los grandes maestros, esos que hicieron cine sin subvenciones (algo que es mentira, algún día habrá que explicarlo) y triunfaron. Si van muy de intelectuales quizás les citen a Bergman, a Fellini y a Buñuel, ese que se buscó la vida por todo el mundo, sin apoyo estatal alguno. Pero todo muy de suplemento dominical, de Historia del Cine de la Wikipedia. Todos ellos saben cómo arreglar el cine, pero dudo que alguno haya visto más de dos películas españolas este año.

En Málaga parece que uno de ellos es un sujeto conocido con el pomposo nombre de Teodoro León Gross, que nos regala este profundo análisis del cine español titulado ¡Es el cine, estúpidos! Como todo intelectualillo que no ve cine español, habla de que hay que trabajar más, de que hay que cambiar modelos y bla bla bla... Es un no parar de topicazos: «En el cine español no hay un problema de talento, y no es raro que Bardem, el músico Alberto Iglesias o el diseñador de vestuario Paco Delgado fichen por Hollywood». Esa relación que establece entre talento y Hollywood es bastante cuestionable, pero bueno, sigamos. Suelta esta otra perlita: «Fellini decía que este era un negocio grotesco, a medio camino entre el fútbol y las casas de putas. El cine es una industria o se queda en eso». La frase no tiene mucho sentido. Si precisamente Fellini critica la parte del cine que es un negocio, lo último que debería ser es una industria. Pero ojo, que al final después de atacar en abstracto (es decir, de manera cobarde) al cine español, sentencia: «el cine español, además de un buen festival, necesita buen cine». Claro, el problema no es el festival, que es muy bueno (que no falte la genuflexión ante el poder) sino unos autores vanidosos, inoperantes y anclados en el pasado. Como buen arrimador sabe que rajar en un diario local del cine español, así en general, no molestará a nadie. Podrá seguir en su pedestal como gran intelectual de su ciudad. Pero claro, si criticas a una autoridad local, lo más probable es que al día siguiente tengas a alguien pidiéndote cuentas.

A mi lo que más me gusta de todo es lo del título ¡Es el cine, estúpidos! Luego solo habla de taquilla, de industria y del negocio. De los creadores, de las propuestas que hace el cine español, nada. Oskar Belategui caló perfectamente al personaje: 

De un intelectual de la categoría de Teodoro León Gross esperaba que le respondiese citando todas esas películas que considera «brotes verdes». ¡Es el cine, estúpido!

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Ha salido el nombre de todos los miembros del jurado de la sección oficial del festival de Cannes. No se han roto mucho la cabeza. Cinco directores y cuatro actores. Aunque hay nacionalidades de todo tipo, salvo Kawase y la actriz india, todo se reduce a Hollywood y alrededores. A vender mucho glamour y que en todo medio culturalmente irresponsable digan que fue la mejor edición de la Historia. Otros años se molestaban en poner a algún programador, gestor cultural o director de arte, pero ¿para qué? Si esto es un negocio.

La pregunta es, ¿cuánto puede durar este modelo? Si Cannes va a jugar a la competición de glamour, de meter superestrellas y de llenar páginas de periódicos con información irrelevante, acabará siendo superado por cualquier invento disparatado que salga de cualquier parte del mundo que tenga un mayor flujo de capital. ¿A qué apelará Cannes entonces?

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